El día 2 de abril, a los 155 años de la conmemoración de la inspiración del Rosarillo, Graciela Francovig, nuestra Superiora general  escribió una carta a las Hijas de Jesús en la que convoca la Congregación General XIX que se celebrará en Roma en el 2025. Comenzará el 21 de abril.

Las Congregaciones generales, como explican las Constituciones de las Hijas de Jesús en el nº 238, manifiestan la unión de todas las Hermanas, tienen como fin, ante todo, procurar que la entera Congregación permanezca en su buen ser, conforme al Instituto, de modo que en nada venga a menos su patrimonio espiritual, antes, al contrario, manteniéndose en su fuerza primera, pueda a la vez acomodarse a lo que piden las circunstancias de tiempos y lugares.

Con esta convocatoria comienza la preparación de la Congregación general, que será un tiempo de discernimiento para la Congregación en este momento histórico. Coincidirá, además, con el año del Jubileo “Peregrinos de la Esperanza”, que se celebrará en Roma. Estar unidos, en este camino sinodal y de vivencia de un jubileo, nos anima a caminar con firmeza y decisión buscando siempre y en todo lo que Dios quiere y sólo lo que Dios quiere.

“Con Él, camino de esperanza”, es el lema que nos va a acompañar en esta preparación. Está inspirado en Constituciones 318: Él es Cristo, Dios y Señor nuestro. Este número de las Constituciones  recuerda que la Congregación no fue constituida con medios humanos y tampoco ha de conservarse con ellos, sino en la fuerza de Cristo. Por eso, sólo en Él queremos poner nuestra esperanza y hacer camino de preparación junto a Él. Nos sitúa en el contexto eclesial del Jubileo.

El logo recoge el deseo de caminar en esta CG XIX, con Él, hacia nuestra identidad para ser hoy la presencia que el Espíritu Santo está suscitando en nosotras. Hay tres figuras que bien podrían ser cada una de nuestras comunidades, nuestro caminar con otros -con la Fundación Educativa Jesuitinas, con Caritas, con Nakani, en tantos voluntariados, en los Colegios Mayores, en la Pastoral Juvenil Vocacional- o nuestras conversaciones en el camino, junto a Jesús, como los discípulos que regresan a Emaús. Caminan hacia la identidad sobre una línea que las sostiene, acoge, orienta. Las dificultades, a pesar de nuestro deseo de fidelidad, hacen que nuestro caminar sea muchas veces cuesta arriba, lleno de curvas y obstáculos. Con Él, el camino se allana. Ponemos en Jesús la esperanza, no en nosotras, no en nuestros medios y capacidades. Esta esperanza queda reflejada en los rayos de luz que salen de la cruz.