Acompañar a Esther Sanz en su sí definitivo en la Congregación de las Hijas de Jesús ha posibilitado vivir una experiencia honda de encuentro, de familia, de Dios.

Así nos lo cuenta Rubén del Castillo, Educador del Colegio María Reina de Madrid:

Una celebración de votos perpetuos era algo que solo conocía de oídas o había leído en documentos varios; no había tenido oportunidad de participar en ninguna.

Desde el primer momento encontré un ambiente festivo y familiar, sencillo y compartido. Se notaba en el ambiente lo importante del momento y las ganas de celebrar el final, y al mismo tiempo el comienzo, de una nueva etapa en la vida de Esther.
La profundidad y simbolismo de la celebración y el lugar cargado de historia donde se realizó, enlazaba con el principio y fundamento de la Congregación y a la vez hablaba de futuro dentro de ella.
Tuve la sensación de celebrar la VIDA entregada y plena, de enraizar con lo profundo para construir futuro...de soltar para dar.
Y también Altagracia Gonzaléz, Hija de Jesús de la República Dominicana que estaba de paso por España:
Un feliz cambio de planes.
El cambio de planes, a veces, nos reserva sorpresas inesperadas. Así fue como me encontré en Salamanca el 27 de abril, asistiendo a los votos de Esther, mientras pasaba para Roma al encuentro donde participaría  cada provincial y una consejera con el gobierno general para preparar  la Congregación General.  Para mí, fue una fiesta entrañable. Esther y su familia nos brindaron un sabor de entrega compartida de la vida, una vida grandiosa compartida con el mundo en la congregación de las Hijas de Jesús. En ese encuentro, Hijas de Jesús de diferentes lugares del mundo hicimos visible la universalidad que nos caracteriza. Abrazos, reencuentros, y finalmente ponerle rostro a muchos  nombres conocidos. Fue una verdadera fiesta de familia. Doy muchas gracias a Dios por ello.