El proceso de formación de la Hija de Jesús dura toda la vida, puesto que nuestra vocación es parecernos a Jesús. Es un proceso que afecta a toda nuestra persona, nuestros afectos, nuestras relaciones y nuestras decisiones. Hay diferentes etapas:
POSTULANTADO
Es la primera etapa. En ella, se dan las condiciones para que la persona vaya profundizando en su vocación, comience a probar lo que es la vida propia de una Hija de Jesús, se informe mejor de las cosas de la Congregación y adquiera un mayor conocimiento de ella.
El acompañamiento personal es un medio fundamental para quien busca confirmar cuál es el sueño de Dios para ella.
NOVICIADO
Es la segunda etapa. Es un tiempo para crecer espiritualmente en la relación con Dios, en el conocimiento de Jesús y en el modo de seguirle como Hija de Jesús, desear parecerse a Él como una hija se parece a su padre. En ella se viven tres experiencias importantes:
- El mes de Ejercicios Espirituales de san Ignacio.
- La experiencia de servicio, para crecer en humildad y caridad.
- La experiencia de misión/apostolado, en compromiso con el desarrollo espiritual de las personas y la educación de las mismas.
JUNIORADO
Este consta, a su vez, de dos etapas que duran alrededor de seis años. Es un tiempo en el que el estudio, la formación profesional y las actividades pastorales son esenciales para prepararse como instrumentos aptos para mejor servir en la misión.
La primera se desarrolla en una casa de formación, con una duración de dos a tres años. En ella, fundamentalmente, se estudia teología para dar fundamentos a la propia vocación.
En la segunda etapa, la juniora pasa a formar parte de una comunidad de la Congregación en la que continúa su formación.
ÚLTIMA PROBACIÓN
Es la última etapa antes de incorporarse definitivamente a la Congregación. En ella, tanto a nivel personal como Congregacional se confirma la opción hecha. Es un tiempo fuerte para vivir el universalismo de las Hijas de Jesús y de la Iglesia, para hacer relectura de la experiencia de seguimiento personal por medio de los Ejercicios Espirituales, para encarnar las actitudes de Jesús, para ahondar en el estudio y profundización de las Constituciones, para ejercitarse en el discernimiento, volver a la historia de la Congregación y a aspectos fundamentales del carisma de nuestra Fundadora.
INCORPORACIÓN A LA CONGREGACIÓN
La profesión perpetua incorpora definitivamente a la Congregación. Este proceso de crecimiento en la propia vocación para llegar a ser verdadera Hija de Jesús dura toda la vida. Vivir buscando la voluntad de Dios que nos llama a amar y servir en todo.