Con motivo de la inminente llegada de la Navidad, nuestra Superiora Provincial ha querido felicitarnos este tiempo tan especial que está a punto de llegar. En un christmas, Rosa Espinosa pide «que el deseo de paz, concordia y compromiso con los que más lo necesitan, haga realidad que Dios nace en cada uno y, a través de nosotros, en nuestra realidad». ¡Feliz Navidad!

Además, la Superiora Provincial ha querido acompañar la tarjeta con una carta que dice así:

Estamos a las puertas de la celebración del Nacimiento de Jesús. En esta Navidad, aunque el ambiente externo nos lleve a vivir la pérdida de lo que no tenemos: las relaciones, los abrazos, las compras, las reuniones, las celebraciones en familia, nuestra celebración tiene que recuperar lo esencial de la Navidad y celebrar lo que sí tenemos.

En Navidad celebramos el nacimiento de Jesús hace dos mil años y el misterio de Dios que se hace hombre. Dios desciende para mostrarnos el camino del abajamiento, de la humildad, de la humanización.

En Belén aprendemos a ser plenamente humanas. Allí, el asombro se apodera de nosotras, contemplamos a José, María y Jesús que aparecen ante nosotras, ante nuestros ojos, ante nuestro corazón con toda su esencialidad humana. Nos ponen ante los valores eternos que trae este Niño encarnado para esta humanidad que experimenta la fragilidad en su ser como nunca antes lo había vivido. Una humanidad que necesita la esperanza que nace en lo más profundo de nuestro ser humano, lo que refleja que somos imagen de Dios, manifestación de su Amor.

Belén es el espacio que nos pone en contacto con el divino Niño, lo que equivale a un estímulo para confiar en el poder creativo de cada ser humano y para volver siempre a renovarnos interiormente y ponernos en camino hacia nuestro ser más auténtico. 

Belén se actualiza hoy y, al actualizarse, es capaz de movilizarnos para hacernos cargo de cada hermano. Dios, hecho hombre, nos invita a abrirnos para compartir nuestra existencia, lo que somos y tenemos, con los otros. Que Dios, en la contemplación de su humanidad, nos conceda la gracia de recibir la ternura para derrocharla con otros.

Un abrazo Fraterno

María Rosa Espinosa, FI