El colegio Virgen de la Paz de la Fundación Educativa Jesuitinas acoge la Pascua MAG+S organizada por las Hijas de Jesús. Mayerly Ruiz, juniora de las Hijas de Jesús nos cuenta la experiencia vivida.

De los días 28 al 31 de marzo, nos encontramos jóvenes FI, jóvenes de otras partes del país, quienes se sumaron a vivir esta experiencia junto con las Hijas de Jesús. En estos días hemos estado acompañando y dejándonos acompañar por el Señor, la realidad, hermanas y por los mismos jóvenes. Esto se llevó a cabo en Almería, en el colegio Virgen de la Paz, dedicado a la educación de los más vulnerables. Las Hijas de Jesús  son presencia viva y comprometida en esta realidad.

Allí, compartimos la experiencia del Triduo Pascual, en medio de la realidad y palpando de un modo más encarnado y concreto la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor, Jesús. En ella, tuvimos muchas vivencias que aún podemos seguir pasando de un modo agradecido por el corazón, como fueron: los distintos espacios de oración comunitaria y personal, que realizábamos durante el día, las salidas para estar enterados y podernos situar en el mismo lugar donde nos encontrábamos. Contemplar, disponiendo todos nuestros sentidos y dejarnos de algún modo, afectar por todo lo que allí pasa, visitar el barrio los Almendros; habitado por personas de la etnia gitana, peregrinar por los invernaderos que son aquellos lugares donde la mayoría de personas son migrantes y trabajan en situaciones muy precarias. Escuchar los propios testimonios de aquellas personas a quienes las Hijas de Jesús acompañan de distintos modos, especialmente ta través del acompañamiento, la enseñanza de la lengua del español, los talleres de costura y arte…

Escuchar esto nos movía el corazón y los deseos de poder trabajar, para hacer un mundo más humano y digno para todos, pues mirábamos, que son situaciones muy complejas de dolor y sufrimiento que a diario se viven en todo el mundo. Al mismo tiempo , sin embargo, son desconocidas y, gracias a esta experiencia, pudimos poner nombres, rostros e historias a esta humanidad en donde Cristo también sufre y padece a nuestro lado.

Los oficios de la Semana santa los celebramos en la Parroquia de San Ignacio. En ella, los jesuitias animan la fe de esta realidad y fomentan la comunidad parroquial. Fue un tiempo de poder conocer y compartir la fe con los jesuitas y las personas que forman parte de la comunidad o se acercan a ella desde otros lugares.

Puedo decir que mi experiencia con los jóvenes ha sido muy positiva. Con ellos compartimos  este tiempo como si fuésemos una familia y una comunidad. En estos días intensos, se creó un ambiente muy agradable de confianza y de compartir fraterno. Fue muy rico lo que, al finalizar el día, en el círculo MAG+S se fue compartiendo como experiencia personal.

Puedo expresar con con alegría y gratitud, que ha sido una de las Pascuas más significativas de mi vida y que verdaderamente el Jesús eternamente joven, está más vivo y aún sigue ardiendo en el corazón al reconocerlo en el Pan y en los hermanos y hermanas y me llevo un deseo profundo, el poder seguir anunciando su presencia viva y salvífica, en medio de las situaciones y dificultades, que se puedan presentar.