A todos nos sorprende un mil albricias disperso. Este año, el sonido de campanillas y cascabeles se ha extendido a lo largo y ancho del huerto donde se podían guardar las distancias. A este sonido, característico del mil albricias, acompañaba el baile de las palmeras mecidas por el viento que nos ha acompañado en estos días de fiesta. No faltaron los cohetes y la vitalidad que todo ese ambiente proporciona a los ilicitanos.
Si a nivel universal estas celebraciones en torno a la Inmaculada han sido especiales por la pandemia, también para mí añaden una novedad al estar en un contexto distinto del que he vivido los últimos años. Por supuesto que hay cosas comunes en todos los lugares que nos hacen sentir la unión de corazones, pero también es verdad que siempre hay acentos, matices y detalles que a mí me han hecho descubrir la riqueza de lo diferente. Era como sentir por dentro: ¡¡Estamos en Elche!!
El día 8 en la Eucaristía había representación de padres de alumnos, de la familia M. Cándida, profesores, Fasfi, Antiguas Alumnas, parroquia… No podía ser masiva pero se respiraba la presencia de los que no podían estar. Agradecimos la coincidencia de que Pilar Brufal nos acompañara. Éramos diez Hijas de Jesús y la presencia de Pilar dio un tono misionero a la celebración “son tus hijas misioneras”… con ella se hicieron presentes esas otras realidades lejanas que también están en nuestro corazón.
Estaba previsto que renovásemos los votos en la acción de gracias. Y así lo hicimos. Pero fue bonito que la secretaria del colegio, Mª del Mar Seva, recordara también sus 25 años de casada y renovara en el ofertorio, con su esposo y sus hijas su compromiso matrimonial. Era presentar al Señor dos proyectos cristianos, desde la vida religiosa y la familiar… Me sonaba muy bien el lema del año jubilar “Un carisma vivo, un camino compartido”. Entiendo que son dos fidelidades que tienen un punto común de disponibilidad: disponibilidad para ir a cualquier parte del mundo y disponibilidad para formar una familia. Son compromisos que, de algún modo, cuidan la casa común y enriquecen la creación.
Hemos iniciado el Año Jubilar. Nos han llegado mensajes de muchos lugares y contextos. Por un lado la sorpresa del Papa y por otro las palabras de Graciela. Ambos nos llenaron de alegría y animaron a vivir con esperanza. Constituyen un proyecto de vida, un horizonte muy claro y deseado por cada una de las Hijas de Jesús. Sin duda nos va a ayudar mucho durante este año: revisar la hoja de ruta que nos lleva a cambiar el miedo por decisiones nuevas, con la brújula bien situada para dejarnos conducir, no tener miedo porque no vamos solas, ser agradecidas, tener siempre un horizonte universal… Es también el mensaje del P. Herranz que hoy tiene un eco de novedad y compromiso: “Sois pocas en número”… “la obra no es vuestra”… “llegaréis a ser una Congregación de unión y fructífero apostolado”…
¡Ojalá que “María nos enseñe a ser verdaderas Hijas de Jesús” que reparten fraternidad a tantos seres humanos que lo necesitan…!
¡Ojalá nuestro carisma siga vivo, capaz de hacer un camino compartido!
¡Ojalá nuestra acción de gracias en este año sea devolver con generosidad al Señor y al mundo tanto bien recibido!
Mª Dolores Giménez F.I.
Comunidad de Elche