Existen mujeres que, desde el lugar que ocupan en la sociedad, se esfuerzan y luchan para hacer del planeta un lugar mejor para todas las personas que lo habitan. Aunque algunas lo hacen de manera pública, la mayoría de ellas son mujeres anónimas que efectúan el cambio emprendiendo pequeñas acciones cotidianas e imprescindibles. El progreso es posible, pero, para conseguirlo, es necesaria la participación, el liderazgo y el apoyo de las mujeres en todos los ámbitos de la vida.
Naike Martín Palomeque es religiosa Hija de Jesús desde hace 17 años y, desde hace seis meses, desempeña el servicio de la dirección del Colegio Mayor Berrospe en Madrid y coordina la Pastoral Juvenil Vocacional de la provincia España-Italia. Vive en una comunidad de Hijas de Jesús formada por doce hermanas, cinco residen en Ventilla y las siete restantes viven en el mismo Colegio Mayor con diferentes servicios apostólicos. Naike empezó su labor en Madrid en plena pandemia, una época llena de incertidumbre y tremendamente complicada para las relaciones sociales. Sin embargo, a pesar de la Covid-19 y las mascarillas, en el Berrospe se sigue respirando ese aire de familia que tanto lo caracteriza.
“Mi lema es: Construimos entre todas y flexibilidad”, asegura Naike. Como directora, entiende el Colegio Mayor como una gran barca en la que todos (colegialas, familias, personal, Equipo Directivo, comunidad de Hijas de Jesús…) reman hacia la misma dirección. Su objetivo es crear un ambiente amable y cercano que permita a las universitarias ser responsables de sus estudios y formarse a nivel académico, profesional y personal. Además, le da una especial importancia al acompañamiento para que todas ellas se desarrollen y crezcan como mujeres íntegras.
Cada curso, las 78 colegialas que forman el Berrospe, se convierten en familia. Las chicas son apoyo, se sostienen entre ellas y forjan amistades para toda la vida. Algunas vienen de ciudades pequeñas y dejan sus casas para adentrarse en el mundo universitario y de la gran ciudad. Llegan con ilusión, pero también con miedos y, por ello, el soporte y acompañamiento de las estudiantes más experimentadas, junto al del Equipo Directivo y personal, se hace indispensable. Tal y como manifiesta Naike, las más mayores se transforman en modelos a seguir y juntas consiguen crear un ambiente de intimidad y confianza en el que se apoyan, comparten, lloran, ríen y crecen. “Merece la pena vivir y compartir el día a día con ellas. Son “Tierra Sagrada” para mí y yo quiero ser ayuda en este camino precioso que tienen por delante de seguir creciendo como personas e ir descubriendo cuál es su lugar en este mundo”, confiesa.
La directora del Berrospe comparte trabajo y misión con su compañera de Equipo Directivo, Macarena, y ambas tratan de empoderar a las colegialas confiando en ellas, escuchándolas y haciéndolas conscientes de que su voz es importante. “Es esencial que vivan que contamos con ellas, dándoles ámbitos de responsabilidad donde reflexionan, deciden, se implican, animan…”, reconoce.
Dar protagonismo a los jóvenes es una realidad hoy y una concreción del Sínodo sobre los jóvenes del 2018. En el Colegio Mayor Berrospe se está haciendo, articulando el Consejo Colegial y otros espacios de diálogo y decisión. Asimismo, en la Pastoral Juvenil Vocacional se ha creado una ‘Comisión de Jóvenes FI‘ que está preparando oraciones mensuales en el espacio ‘Descansa y Confía‘. A Naike le apasionan los jóvenes y desea que se acerquen a Jesús y lo descubran como alguien importante en sus vidas.
Como Hija de Jesús, transmite el carisma de la Madre Cándida con su vida, sabiéndose enviada por Jesús, que es su “su pasión y su suelo firme”. Ella siempre pone en el centro a la persona, incluyendo, dignificando y fortaleciendo a quien se cruza en su camino. Es una mujer consagrada que se siente parte de la Iglesia y, aunque cree que todavía no se ha alcanzado la igualdad plena dentro de ella, le reconforta ver cómo en algunas cuestiones se están dando pasos positivos y significativos: “El Papa Francisco nos está colocando en ámbitos que, hace unos años, serían impensables”.
Naike es consciente de que las mujeres, son relevantes en la sociedad, en la cultura, en toda realidad y, de modo especial, en la transmisión de la fe. Por ello, sueña con seguir sumando y construyendo desde su envío actual a las universitarias del Berrospe y a los jóvenes de las plataformas de Jóvenes FI. Su razón de vida es Jesús, construir Reino con Él y como Él. Vive feliz su vocación, con alegría y pasión, desde su ser ella misma: una mujer sencilla, llamada por Dios, Hija de Jesús, al servicio de la misión de Jesús en el mundo, que se concreta también en los jóvenes. “Ser directora es un servicio al que Dios me envía, pero ser mujer, creyente, apasionada, auténtica, acompañante de jóvenes, Hija de Jesús… es mi identidad”, concluye.