Con motivo del Día de la Vida Religiosa (2 de febrero), hemos pedido a Mª Carmen Jiménez, FI que nos hable sobre esto mismo. En una sociedad en la que «ser religiosa es contracultural», Mª Carmen nos da una visión muy concreta de su experiencia como tal. Ella es Hija de Jesús desde que entró a la Congregación en 1995. Realizó los votos perpetuos diez años después, en 2005. Se considera «una buscadora» y su formación matemática, siempre le ha llevado a ser muy lógica: «si Dios me quiere feliz, tengo que buscar lo que me hace feliz. Allí está mi vocación».
Mª Carmen ha trabajado siempre muy pegada a los jóvenes en su misión, desde el colegio de Murcia hasta el de Salamanca, y ahora en su actual tarea como coordinadora del Equipo de Pastoral Juvenil y Vocacional de la Provincia.

¿Qué significa ser religiosa?
Significa ser toda y solo de Jesús y ser enviada por Él a su misión. No sé si suena muy tópico, pero es que es eso… Es ser tú misma en un modo de vida basado en una cotidiana búsqueda y realización del querer de Dios, que es comunitaria, que es compartida con otras mujeres, hermanas de comunidad y congregación y con laicos que nos hemos sentido llamados y atraídos por Dios con un carisma concreto, que nos ayuda a vivir el Evangelio. Significa pertenecer a un Cuerpo universal disperso en diferentes lugares del mundo para realizar la misión de Jesús: fe y disponibilidad.
Dame tres motivos por los que ser religiosa hoy
Los mismos que “ayer”, pero hoy vivimos más contraculturales, más a la intemperie, más cuestionadas.
Para ser religiosa hoy hay que ser también una persona creyente, apasionada, valiente, libre, compasiva, coherente y muy, muy auténtica… quizá hoy más que ayer.
Los motivos:
Porque has buscado y hallado que es tu vocación en la vida, porque Dios te ha enamorado y tú de Él, con amor de exclusividad por Él y su Plan de Vida para todos, porque es el modo de vivir que te identifica con tu mejor yo y en tu camino te has cruzado con una familia/congregación religiosa por la que te has sentido atraída, identificada por un carisma concreto, formada por mujeres que desean y tratan de vivir lo mismo y de la misma manera que tú experimentas que te hace feliz.
A mí me sale decirlo así, porque es mi experiencia: soy religiosa porque Dios lo quiere y porque yo también lo quiero. Para mí es la mejor forma que yo sé de mí para amar más y mejor.
¿Se adapta el estilo de vida de una religiosa a la actualidad?
La actualidad está en continuo cambio y movimiento. Creo que no se trata de que la vida religiosa se adapte a la actualidad sino que sea la vida religiosa que actualmente Dios quiere y necesita en el mundo; que acoja y quiera la actualidad tal cual es, en el modo en el que Dios la mira y como actuaría Jesús hoy.
El estilo de vida de una religiosa es o puede ser de actualidad, puede estar integrado en la dinámica de la sociedad, de las instituciones, de los grupos a los que pertenezca o con los que se relacione. La diferencia está en desde dónde o, mejor, desde Quién se vive lo que se vive y se hace lo que se hace. La vida de una religiosa está centrada en Dios y su «para» de todo lo que vive es la misión. La vida cotidiana de una religiosa es la misión de Cristo y la misión es hoy, es la realidad actual.
Si nos referimos a rasgos de actualidad como consumismo, hiperconectividad, relativización de los valores, individualismo, violencia, corrupción… bueno, esa es una actualidad con la que la vida de una religiosa quiere ser precisamente contracultural.
La vida religiosa puede aportar (junto con muchos laicos que valoran y viven esta dinámica) un estilo de vida en constante discernimiento de la voluntad de Dios y eso, al menos nuestros documentos de las Hijas de Jesús lo explicitan constantemente, con unos criterios muy claros que nos colocan en el mismo corazón de la actualidad: tomar las decisiones siempre atendiendo a las “circunstancias de tiempos, lugares y personas”. Buscamos así el mayor bien en cada momento y circunstancia.

¿Los jóvenes ya no tienen vocación?
Estoy convencida de que Dios sigue llamando, sigue interesado, deseoso, ilusionado, necesitado… de que personas le sigan a fondo, a tope, y creo que también en este estilo de vida concreto que es la vida religiosa.
Toda persona tenemos vocación en la vida, o a lo mejor no es cuestión de tener o no tener vocación, porque toda persona la tiene incluso si no es creyente de ninguna religión, sino de «afinar» la escucha a ti mismo, a la realidad y a Dios…; y favorecer las condiciones de posibilidad para que toda persona se construya a sí misma en lo que más plenamente es.
La experiencia de la vocación es preciosa, es procesual, es un diálogo de deseos entre Dios y tú que puede hacerte descubrir que tu vocación es la vida laical en esta realidad o en otra múltiples, la vida religiosa, la vida matrimonial,…. pero que sea la que sea, sientes, notas, sabes, que es «tu lugar en el mundo» y eso te hace feliz.
¡Claro que los jóvenes tienen vocación!
¿Qué puede aportar a una joven ser Hija de Jesús en el siglo XXI?
Estamos a punto de celebrar los 150 años del momento en que una joven vasca, chica de servicio de una familia en Valladolid, buscadora de la voluntad de Dios, tiene la inspiración fundacional y experimenta ante el altar de la Sagrada Familia (Rosarillo) que debe fundar una congregación religiosa con el nombre de Hijas de Jesús dedicada a la salvación de las almas y educación católica de los pueblos.
Desde entonces, desde la fundación en 1871 y hasta hoy, ser Hija de Jesús para quienes lo somos nos aporta SER-HIJA-DE-JESÚS, es decir una experiencia de filiación a Jesús, camino de parecernos a Jesús como una hija a su padre/madre, construyendo y siendo testimonio en nuestro mundo tan roto y herido de una fraternidad posible desde lo sencillo, desde el servicio gratuito, la educación de todo tipo de personas y en cualquier lugar del mundo, el acompañamiento espiritual, el compromiso social, la entrega… en definitiva un modo de ser y estar en el mundo.
Pero en resumen, Dios no se contradice así que, para una joven del siglo XXI con vocación a ser Hija de Jesús, serlo le aportará ser “la mujer más feliz del mundo”.
A una joven del siglo XXI le diría: busca tu vocación y si es ser Hija de Jesús, no lo dudes, ¡sé Hija de Jesús!