En el Año de San José conmemoramos el 150 aniversario de su declaración como patrono de la Iglesia Universal. El Papa Francisco, con motivo de esta celebración, ha escrito Patris Corde («Con corazón de Padre»), una carta apostólica en la que medita sobre los aspectos más destacados de su figura. 

San José fue un humilde carpintero que vio nacer al Mesías asumiendo, además, la enorme responsabilidad de ejercer su paternidad legal en la tierra. Después de María, Madre de Dios, ningún santo ocupa tanto espacio en el Magisterio pontificio como José, su esposo. Y, aunque aparentemente pudo estar en “segunda línea”, tuvo una importancia sin igual en la historia de la salvación.

A través de la angustia de José pasó la voluntad de Dios, su historia, su proyecto. José nos enseñó que tener fe en Dios incluye creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros temores, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad. Nos enseñó que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca. 

Muchos santos y santas le tuvieron una gran devoción, entre ellos la Madre Cándida. San José estuvo muy presente en la vida de nuestra Madre Fundadora y así lo reflejó en sus oraciones y cartas: “Supongo que estaría muy bien la fiesta o función del patriarca y bendito San José. Este santo mucho, muchísimo puede con Dios. ¡Oh! ¡Quién pudiera imitar sus virtudes! ¡Qué silencio! ¡Qué modestia! ¡Qué paciencia! ¡Qué presencia de Dios! ¡Qué humildad! ¡Qué pobreza! ¡Qué castidad! ¡Qué obediencia! ¡Qué oración! ¡Qué amor a Jesús y María! ¡Qué santificarse en el trabajo y todos los momentos de su hermosa vida! ¡Qué santa su preciosa muerte! Dichosas somos nosotras si le amamos de veras. Él velará sobre nuestro cuerpo y guardará nuestra alma para que sirvamos a Dios en esta vida, y después cantaremos sus alabanzas en el cielo con Jesús, María y José. Amén.”

Que la figura de San José, como a la Madre Cándida, nos inspire en nuestro propio camino humano y espiritual, especialmente en este tiempo tan privilegiado de Cuaresma. ¡Feliz día de San José!