El domingo pasado recordábamos en nuestra web la celebración de los 50 años de la parroquia de San Mateo en el barrio Garrido de Salamanca. Miguel Ruano nos recordaba que “las Hijas de Jesús estuvieron desde el principio…”. ¿Cuántas no habrán pasado por allí? Mª Victoria Barrios y Aurora González nos regalan sus testimonios llenos de buenos recuerdos, agradecimiento y mirada al futuro. Mª Victoria, “de las primeras”; Aurora, de las de ahora.

Han pasado ya 50 años cuando, un grupo de jóvenes “Junioras”, Hijas de Jesús, llenas de vida y entusiasmo, todos los domingos, subíamos Gran Vía arriba para llegar hasta el Barrio Garrido donde desarrollábamos nuestra acción Pastoral como catequistas.

Eran unos locales tipo sótanos donde comenzó la Parroquia mientras se edificaba la actual Parroquia de San Mateo. Recuerdo aún que el piso era de barro, y el local era estrecho y alargado.

Después de la celebración de la Eucaristía, nos disponíamos los diferentes grupos, casi tocándonos unos a otros, pues había muchos niños y niñas para recibir la catequesis. Los recuerdos que guardo de esos años fueron muy bonitos

Pasados varios años la Congregación abrió allí una presencia de cuatro HH, tuve la suerte de formar parte de esa comunidad, donde comenzamos a trabajar en diferentes campos: Catequesis, Liturgia, Canto… En la actualidad, aunque no soy miembros de esa Comunidad, sigo participando en la Parroquia en el grupo de Vida Ascendente.

Constato que es una Parroquia: viva y formada por gente sencilla, cercana y acogedora.

Mª Victoria Barrios fi

 

Lugar de evangelización y de encuentro. Ha permitido y permite a cuantos nos acercamos a ella crecer, madurar, celebrar, rezar, convivir, compartir alegría y también momentos tristes porque la parroquia se envejece. Hoy, la misma comunidad parroquial sabe que debe salir de sí
misma, estar firme, segura y enriquecida.

El barrio ha cambiado y se ve enriquecido con otro sector de población, inmigrantes, a la vez que acoge a mucha gente mayor personas y familias que necesitan ayuda en su día a día. Son realidades a las que dar respuesta y retos pastorales y sociales ante los que la parroquia ha de ser abierta, samaritana y misionera, respondiendo así a Jesús como lo hizo San Mateo a la llamada a seguir…, como dice el Papa Francisco a los jóvenes.

Comunidades como la parroquia, deben ofrecer caminos de amor gratuito y promoción, de afirmación y crecimiento, desarrollando y potenciando mucho más la capacidad de acogida cordial a los niños, jóvenes y adultos, madres, padres e hijos. Y ser lugar de encuentro festivo donde se celebre la vida, donde se viva el amor misericordioso de Dios Padre, Madre de todos.

Damos gracias al Padre por toda la vida de esta parroquia de San Mateo durante estos cincuenta años donde ha acogido a las Hijas de Jesús con cariño, cercanía, con respeto y sobre todo dándoles la oportunidad de vivir una fraternidad parroquial solida y cercana.
Las que vivimos hoy en la parroquia nos sentimos miembros de la misma con espíritu cercano, como unas más, participando de la vida y colaborando de una manera sencilla y cercana.

Aurora González fi