Experiencia Sur Bolivia.
Experiencia Sur Bolivia. Verano 2025.

Durante cinco semanas, cuatro jóvenes participaron en la experiencia de voluntariado Sentido Sur en Bolivia, acompañados por Ana Zubiri FI. Este testimonio refleja cómo la vida cotidiana, el encuentro con los jóvenes y la riqueza cultural del país les enseñaron a descubrir un nuevo ritmo, a valorar lo esencial y a experimentar la alegría profunda que nace del compartir.

“El 16 de julio de 2025 aterrizamos en el aeropuerto de Cochabamba: cuatro jóvenes con el corazón lleno de deseos, acompañados por Ana Zubiri, Hija de Jesús.

Por delante, cinco semanas para compartir con los y las jóvenes del internado de Buen Retiro. Así de simple y así de profundo, porque así es la vida que hemos conocido: sencilla y profunda. La vida de las personas, su ritmo, su lucha por vivir, su alegría al compartir, sus deseos de horizonte… y la vida de las comunidades de las Hijas de Jesús que acompañan estos pasos en Santa Cruz, Montero, Cochabamba, Buen Retiro y Potosí, y que nos compartieron su día a día, los proyectos que impulsan, los logros y los retos a los que se enfrentan.

Algo que hemos aprendido es a tener flexibilidad. Nos encontramos con el retraso de la vuelta al internado por el frío. Esto nos hizo adaptar nuestros planes y fue el comienzo de acoger otro ritmo, otra vida regida por factores que para nosotros eran nuevos: el horario condicionado por el frío, el brote de sarampión que supuso la cancelación de las clases, las largas distancias que recorren los internos (horas de viaje, incluso toda la noche), la falta de diésel en un país rico en recursos, que genera largas colas en las gasolineras y el consabido parón en el trabajo. Todo esto nos ayudó a descubrir, fuera y dentro de nosotros, otro ritmo, otro lenguaje: el propio, el del grupo, el de la realidad… el ritmo de Dios.

Cualquier movimiento para comprar o visitar supone contar con un tiempo de viaje que convierte la vida en un compartir con la gente: hacer hueco en los trufis es símbolo de hacer hueco en la vida a quien se hace presente en tu camino.

Nuestra colaboración en las escuelas nos permitió conocer la cultura, la gente… y recibir de todos ellos la acogida, el agradecimiento, la sonrisa. En el internado hemos aprendido mucho de las y los jóvenes: responsabilidad, alegría, constancia, esfuerzo, acogida… Compartir este tiempo con ellos nos ha hecho mejores personas.

Bolivia nos ha ayudado a “encontrar alegría”, de esa que se vive dentro, la que ayuda a caminar, una alegría que nace de sentirnos grupo, comunidad, una alegría duradera porque se asienta en experiencias con sentido. La experiencia de “sentido sur” ha sido un camino hacia el sur geográfico pero, fundamentalmente, hacia el sur personal, donde la intemperie de la vida ayuda a hacerse preguntas de fondo, a plantearnos el ritmo de vida y lo verdaderamente importante en ella.

Recordar es volver a pasar por el corazón, y así están siendo estos días: recordar rostros, vivencias, nombres, lugares. El último día se nos invitó a repasar con los sentidos estas cinco semanas. Cada miembro del grupo eligió uno, el que más le ayudaba, y fuimos nombrando algo del poso que vamos descubriendo, pues, según pasen los días, irán brotando más agradecimientos. Agradecimiento a cada persona con la que hemos estado y agradecimiento a Dios presente en cada momento.

El 21 de agosto tomamos el avión de vuelta. Una vuelta que nos lanza al comienzo: a buscar y encontrar alegría, a buscar y encontrar sentido”.

Reflexión que surge de la experiencia misionera en Bolivia.