Mucho más cerca de lo que creemos, existen personas que atraviesan momentos difíciles, de soledad, situaciones de vulnerabilidad o de exclusión social. Pero, muy cerca de nosotros también encontramos personas jóvenes, disponibles, entregadas y dispuestas a darlo todo para construir un mundo más bonito y justo para todos. Entre el 5 y el 9 de julio, bajo el lema ‘Tú tiempo, ¿para quién?‘, se llevó a cabo en el Colegio Gamarra de Málaga un campo de trabajo de Jóvenes FI en el que, a través de distintas experiencias, pudieron aportar su granito de arena. Así lo cuenta Lucía Muñoz Compan, alumna de este colegio y voluntaria de Jóvenes FI: 

Los días han ido pasando y, poco a poco, hemos descubierto y aprendido mucho, tanto de las personas con las que realizamos el voluntariado, como de aquellas con las que formamos un gran grupo. Todos compartimos objetivos, ilusión y mucha disponibilidad. Ale, Ana, Andrea y Franchu nos han guiado, siempre ofreciendo oportunidades y su ayuda para todo.

Durante la semana nos hemos dividido en tres experiencias distintas. Once hemos participado como voluntarios en el campamento deportivo de nuestro colegio, el Colegio Gamarra de Málaga. Hemos dado nuestro 100% en que los más pequeños disfrutaran al máximo y en tratar de facilitar a los monitores todo lo que estuviese en nuestra mano. Hemos aprendido y nos vamos llenos de amor.

Otras cuatro voluntarias, acompañadas por Andrea, han pasado la semana echando una mano en el comedor de Santo Domingo, donde han visto diferentes realidades mucho más cercanas a nosotros de lo que pensamos. Han dedicado su tiempo a los demás y han aprendido que no hace falta irse muy lejos para brindar nuestra ayuda.

Por último, pero no menos importante, de la mano de Ana, tres han sido los que han regalado su tiempo y su cariño a los alumnos de infantil. ¡Seguro que cuando entren al colegio en septiembre tendrán una sonrisa de oreja a oreja al ver lo bien que ha quedado su patio! Tan bien decorado, hecho con mucho amor y con la intención de hacerlos felices y facilitar el trabajo a los demás.

Durante las tardes del lunes y del miércoles tuvimos reflexiones muy interesantes. Fueron momentos en los que nos hicimos conscientes de la suerte que tenemos al haber podido disfrutar de esta oportunidad, de lo bonito que es ayudar y de todo lo que hemos aprendido en este voluntariado y a través de las experiencias y sensaciones que nos han ido contando los demás.


El miércoles, además, conocimos otras realidades, como las de la fundación Ronald McDonald, Cudeca o Adopta un abuelo. Muchos entendimos que lo bonito de ser diferentes es que cada uno puede aportar algo bueno y especial a los demás y elegir ayudar de la manera que mejor se adapte a sus capacidades.

Ha sido una semana preciosa, llena de amor y de mucho aprendizaje. Dios, sin duda, ha estado presente y entre nosotros en todo momento. Somos muy afortunados. 

“Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” 

 

Lucía Muñoz Compan