¡Gracias, Salamanca! ¡Hasta siempre!

En una fiesta tan significativa como la de hoy, Dulce Nombre de Jesús, hemos vivido nuestra última jornada de Congregación Provincial.

También nos ha acompañado Ricardo de Luis Carballada, OP, quien nos ha recordado que el nombre es la identidad. Es Jesús el camino que nos lleva a Dios, que nos mantiene firmes en el servicio del Reino. Como Hijas de Jesús damos gracias por esta identidad que nos dejó Santa Cándida María de Jesús y pedimos vivir de acuerdo con ella.

A lo largo del día, hemos seguido teniendo muy presente nuestro nombre en varios momentos de oración al iniciar cada trabajo. Al llegar a la sala hemos encendido la vela que nos conecta en cada sesión con las hermanas que nos precedieron y hemos dado inicio a las tareas, que en este último día son varias.

Hemos comenzado reflexionando sobre las Constataciones de la provincia a  nivel personal y después, en grupos, con la conversación en el Espíritu. Ya en la sala las hemos puesto en común ante toda la Asamblea y, finalmente, las hemos votado para presentarlas a la Congregación General.

Después de la comida y del tiempo de descanso, nos hemos encontrado de nuevo en la sala para tratar el Punto nuclear que hemos de proponer a la Congregación general. Ha sido elegido de los 16 que llegaron de las comunidades. Seguimos con el mismo ritmo de reflexionar personalmente antes de volver a los grupos para terminar votando finalmente en la sala y elegir uno.

El resto de la tarde ha sido para votar actas y realizar la evaluación personal. Hemos terminado en la capilla de Santa Cándida, en un diálogo agradecido con ella misma, en palabras de nuestra Superiora provincial, Rosa Espinosa, y hemos recibido un regalo: un precioso esmalte hecho por nuestra hermana Mª Cruz Báscones.

Concluida la CP, hemos compartido la cena con las hermanas de las comunidades de Salamanca y hemos terminado cantando el himno a nuestra Madre Fundadora.

Al final de la experiencia, y con el corazón agradecido por todo lo vivido en estos días, por todo lo recibido de Él y por todo lo descubierto juntas… Lo único que sabemos es “que nos ha enseñado a buscar dentro y no afuera…”

Yo lo único que sé es que…

A mí me tomó de la mano cuando más lo necesitaba.

Me enseñó a sonreír y a agradecer por las pequeñas cosas.

Me enseñó a llorar con fuerzas y a dejar ir.

Me enseñó a despertarme agradecida saludando al sol

y a acostarme con la cabeza tranquila.

A caminar muy lento y muy descalza.

Me enseñó a abrazar a todos y a abrazarme a mí.

Me enseñó mucho, me enseñó todo (…)

Me enseñó a confiar en mí y a levantar la voz frente a la injusticia.

Me enseñó a buscarlo dentro y no afuera (…)

Sólo sé cómo se llama… se llama Jesús.

(Extracto del poema “Sólo sé cómo se llama” de Gabriela Mistral)

Equipo de Información