“El Señor te bendiga y te proteja, 

ilumine su rostro sobre ti

y te conceda su favor.

El Señor te muestre su rostro

y te conceda la paz”

No encontramos mejor felicitación que estas palabras de la 1ª lectura de hoy. ¡Feliz año de la esperanza, de la luz y de la paz!

Hoy hemos cambiado nuestra organización y hemos comenzado el día trabajando en grupos porque hemos compartido la eucaristía de Año Nuevo con la comunidad y las personas que se han acercado a la iglesia de Santa Cándida; como todos estos días nos ha acompañado Juan Antonio Guerrero, sj. 

El reglamento de la Congregación provincial nos dice en su número 2 cuáles son los fines de la CP: Conforme a nuestro Instituto, la Congregación Provincial no tiene carácter legislativo. Sus fines son: 

  • Elegir entre sus propios miembros a las hermanas que, junto con la Superiora provincial, representarán a la provincia en la Congregación General y las suplentes de las mismas. 
  • Dar su parecer sobre los postulados presentados por las hermanas de la provincia para ser enviados a la Congregación General.
  • Estudiar, si los hubiere, los asuntos propuestos por las Superioras general y provincial, contribuyendo así a la preparación de la Congregación General.

En el proceso de la Congregación Provincial, mañana día 2 de enero es una fecha muy significativa. Será el momento de elegir a las hermanas que van a ser enviadas a Roma como miembros de la Congregación General y participar, por tanto, en la elección del Gobierno General. 

Por ese motivo, esta tarde hemos tenido un tiempo amplio de silencio orante, ambientado por Rosa Espinosa, Superiora provincial, que nos ha ayudado a caer en la cuenta de nuestra responsabilidad y la necesidad de seguir pidiendo la indiferencia y practicando la escucha activa y vulnerable. Hemos estado orando unas por otras con actitudes de discernimiento y búsqueda del querer de Dios.

Nos sentimos acompañadas por la oración de comunidades y laicos para este momento tan significativo. 

Como los pastores en el evangelio de hoy, nosotras también “vamos corriendo hacia Belén y encontramos a María y a José, y al niño acostado en un pesebre”. Un signo que pasa desapercibido salvo si tenemos la mirada para descubrir en él a Dios. Que así sea nuestra vida. ¡Nos encontramos mañana en la siguiente crónica!

Equipo de Información