Vuelvo del encuentro de facilitadoras de la provincia España-Italia que hemos tenido el pasado sábado 1 de febrero de 2020, en Madrid, para entrar en el proceso de construcción de la Planificación Apostólica Discernida (PAD).

Y emulando a las buenas reporteras, me pongo, móvil en mano, a dar forma de relato a lo vivido junto con otras 25 Hijas de Jesús, en una jornada de mucha intensidad. Pero con la sana intención de no hacer ningún spoiler.

En la carretera nos encontramos niebla, no demasiado espesa, pero sí muy baja, que hace que no se vea bien lo que hay a ambos lados de la carretera y que haya que ir con toda la atención puesta en el frente y en las luces antiniebla de los coches que nos preceden.

Tras casi dos horas de conducción y un túnel no excesivamente largo… nos topamos con la sorpresa de un sol brillante que le ha ganado la batalla a la niebla gris y «meona». Y el paisaje se llena de campos verdes y marrones, de extensiones de olivos, de almendros en flor, de tierra que vive la espera y el trabajo silencioso de la preparación invernal… 

Y sigo repasando lo vivido y me digo que…

La vida es camino, es proceso, es paso…

La vida es soñar juntas y juntos, intuyendo los sueños de Dios…

La vida es sintonizar la misma frecuencia, pero desde la diversidad…

La vida es aprender a acompañarnos y tocar sus profundidades para poder concretar, hacer, sanar…

La vida es caminar bajo el sol y caminar entre niebla… sabiendo además, que el sol está tras la niebla…

 

La vida tiene otro color cuando nuestros ojos están fijos en Jesús…

La vida tiene otro sabor cuando compartimos la mesa del Reino con otras y otros…

La vida tiene otra melodía cuando nos ponemos juntas a escuchar al Espíritu…

La vida te toca y acaricia -o te golpea- cuando estás dispuesta a que los otros te rocen, sobre todo quienes más sufren…

La vida trae aromas diversos que evocan recuerdos e impulsan futuro…

 

Y llego a mi destino. O no… porque quizá mi destino no es solo la tierra en la que habito, sino la tierra que está por descubrir. Y nos toca descubrirla juntos, a Hijas de Jesús y laicos, en aventura compartida, en la que Dios nos empuja, alienta, anima, sostiene, acompaña, y nos da suelo y consuelo.

Planifiquemos Vida. Hagamos del mundo, Reino.

 

Beatriz Neff FI

@BeatrizNeff