El arte de asumir creativamente los penúltimos y últimos tramos de la vida
Aunque haya pasado ya tiempo de esta experiencia, creo que es bueno compartirla con vosotros, sencillamente porque no nos podemos quedar solo para nosotros lo bueno, sino que desde el agradecimiento por lo vivido te sale contarlo a otros.
Desde el 1 de septiembre al 1 de octubre-2022 nos reunimos en Manresa un grupo de 15 personas, muy diversas y de varios países, dispuestas a disfrutar del curso que ofrece la Cova de Manresa para los que vamos llegando a los 65-70 años, con el objetivo de ayudarnos a “asumir creativamente los penúltimos y últimos tramos de la vida”.
Para iniciar el curso nos acompañó Javier Melloni SJ. El comienzo no podía ser otro mejor que “gustar y saborear internamente”, una vez más, la Autobiografía de San Ignacio, que él precisamente narró en su tercera edad. Con él hicimos una relectura de nuestra propia autobiografía, compartiendo parte de ella por la noche con los miembros del grupo con una actitud de escucha respetuosa y agradecida al ver como el Señor nos ha guiado a cada uno de nosotros, en tantas circunstancias personales y en misiones tan diversas.
Leer la Autobiografía de San Ignacio en Manresa, visitando a la vez los lugares donde vivió las experiencias que le marcaron y dieron lugar al libro de los Ejercicios Espirituales, fue para nosotros un regalo que nos preparó para disponernos a la experiencia de los ocho días de Ejercicios Espirituales que tuvimos a continuación.

Después de una excursión a Barcelona, con una visita guiada por la Sagrada Familia y un día de descanso, comenzamos los siguientes bloques formativos que giraron sobre la integración psicológico-espiritual, con charlas sobre cuestiones ético-médicas con Marga Bofarull RSCJ. Reflexionamos sobre aspectos tan importantes como el cuidado de la salud en estas edades o el testamento vital. Nos llevó a plantearnos el momento de abordar nuestra propia muerte, el cómo queremos afrontarla desde una vivencia profunda y de la esperanza con la que queremos despedirnos de ella, dejándola en manos de quien nos la regaló.
Completaba este tema el siguiente bloque, titulado ‘Mientras esperamos la realización de nuestra gran esperanza’, que nos ofreció Josep Giménez Melià SJ. Abordamos un planteamiento sobre la escatología basado más en lo que creemos y esperamos que en lo que “sabemos”, con nuestra mirada puesta en Jesús y en sus promesas de una vida nueva junto al Padre para siempre.

Mientras llega ese momento, nos queda pendiente una tarea importante que requiere de nuestra parte: tener mens sana in corpore sano, a lo que nos ayudó el Dr. Miquel Vilardell con sus consejos extraídos de su práctica de muchos años con personas de la tercera edad y su propia experiencia.
Carlos Dominguez SJ nos ayudó también con sus reflexiones sobre las diferentes etapas, especialmente la de la tercera edad, donde el reto está en dar sentido a nuestra vida para poder superar los riesgos que llegan con esta fase: fragilidad, improductividad, la muerte se ve más cercana… Pero también para vivirla con un corazón agradecido, reconociendo que todo lo que hemos vivido es un DON RECIBIDO.
Finalmente, Javier Melloni SJ nos acercó al tema de cómo abordan las distintas religiones la culminación de la vida. Todos los seres humanos buscamos respuestas a estas preguntas: ¿De dónde venimos?, ¿A dónde vamos?… La religión surge, precisamente, cuando el hombre se enfrenta con la muerte. Cada religión es una interpretación de la vida y de la muerte y todas ellas manifiestan diferentes actitudes ante ella.
Sin duda, una buena experiencia en un entorno natural precioso. La montaña de Montserrat se encontraba frente a nuestras habitaciones; y en el interior de la casa el Santuario de la Cova, con mosaicos de Rupnik que nos invitaban a orar entrando en la escena como si presente nos hallásemos. Unos compañeros estupendos, un grupo maduro, no solo en años, sino en experiencias vividas, algunas muy duras…
Diversidad rica, alegría y buen ambiente. También humor para afrontar pequeñas dificultades imprevistas: desde un brote de salmonelosis a la ausencia de algún ponente por enfermedad. Profundidad y silencio, amistad, respeto y un común sentimiento de agradecimiento por la experiencia compartida y por poder seguir viviendo nuestra fe en el Señor Jesús, cada uno desde su vocación especifica en la Iglesia y en cualquier parte del mundo. Deseamos aprender el arte de asumir creativamente los penúltimos y últimos tramos de la vida.
María del Carmen Escalante FI