El verano es también un tiempo idóneo para exponerse y ponerse a prueba. Es tiempo de crecer en la amistad, conocimiento de uno mismo, de la naturaleza, de la relación con Dios. Este año, una de las experiencias MAG+S (pastoral ignaciana de jóvenes de 18 a 30 años) ha ofrecido la oportunidad de profundizar en la fe convirtiéndonos en peregrinos que recorremos un camino para seguir a Jesús. Once jóvenes y cuatro acompañantes de distintos lugares de España iniciamos juntos este camino el 10 de julio en Barcelona.

Durante cuatro días fuimos conociéndonos, conviviendo y disponiéndonos para abrirnos a todo lo que iba a acontecer. Una etapa importante y “dura” que afrontamos fue seguir los pasos de San Ignacio de Loyola, caminando desde Montserrat hasta Manresa, donde pudimos celebrar la fe en la Cova, un lugar especial de encuentro y conversión.

  

 “Para mí la experiencia se resume en la travesía entre Montserrat y Manresa. Ha sido vivir en peregrinación y, como san Ignacio, bajar de las alturas cercanas a Dios en Montserrat a nuestro propio interior en Manresa. Ha sido vivir en acción y cambiar la mirada del turista por la del contemplativo” (Carlos).

“Recibir el cuerpo y sangre de Cristo en aquel lugar donde San Ignacio realizó un periodo de penitencia, fue un acontecimiento que envolvía por completo los sentidos y nos adentraba en lo más profundo de cada uno. Hay lugares que por alguna razón te sumergen en la oración y facilitan el encuentro con el Padre” (Miguel).

¡Y por fin en Taizé! Pero ¿qué es Taizé? Desde hace más de 70 años, Taizé es un lugar ecuménico de peregrinación y encuentro para jóvenes del mundo entero, donde comparten sus búsquedas y sueños, lugar en constante movimiento interior y exterior, lugar que te lleva a preguntarte a fondo, a escuchar, a conectar, a tocar la propia vida.

Todos los días nos juntábamos en la oración con los hermanos de Taizé y nos uníamos a la liturgia y cantos que, de día en día, se hacían más familiares.

 

“Me ha parecido alucinante estar rodeada de miles de personas, sobrecogida por una inmensidad de voces cantando y rezando en las oraciones y aun así sentirme sola con Dios, en conexión con él. Es una sensación difícil de explicar que creo que hay que vivir para creerlo y poder ponerle nombre!” (Paulina).

“No puedo entender esta experiencia como algo independiente en etapas, sino como un aprendizaje continuo para saber cómo acercarme más a Dios mediante las pequeñas cosas que envuelven a la oración” (Felipe).

Todos colaborábamos en distintos servicios como limpiar, ayudar en la cocina, cuidar el huerto, mantener el silencio en el lago… para contribuir al estilo sencillo y austero propio de Taizé.

“Para mí la experiencia Magis ha sido una explosión de emociones llena de sorpresas. He podido profundizar, descubrir y sobre todo rezar y encontrar a Dios de maneras muy distintas” (Mercedes).

“Acompañar la experiencia de Taizé, ha sigo un regalo muy gratificante y reparador, de día en día, por dentro y por fuera, asombrosamente inspiradora” (María de la O)

El tema de Taizé este año ha estado centrado en la hospitalidad, que a lo largo de la semana fuimos interiorizando y compartiendo en grupos. Esta hospitalidad se hace realidad en el modo de acoger a tanta gente y tan diversa que caracteriza el espíritu de Taizé.

“Taizé es un lugar que  invita.

Te invita a vivir de forma más sencilla en lo material.

Te invita a ponerte en servicio de la comunidad, a que tu pequeño esfuerzo haga que el lugar funcione.

Te invita a salir al encuentro del otro, a acoger su camino y compartir su momento, algunos acaban de llegar como tú, otros llevan allí ya una semana, otros unos meses que se han convertido en un año.  

Te invita a convertir la torre de Babel, en la que la lengua dispersa a los hombres, en una hermandad en la que cantas junto con cientos de personas en unas palabras que parecen incomprensibles, y que no sabes si es alemán, finlandés o polaco. Pero, que tras una semana de oración son tuyas, y te conectan al hermano sentado junto a ti, que también las hace suyas” (Gloria).

Taizé tiene magia y encanto. Taizé engancha.

Nuestra experiencia en Taizé terminó el 21 de julio pero… ¡seguimos en camino!

María de la O Martínez fi