El domingo 1 de octubre dio comienzo al nuevo año catequético en la parroquia de san Pablo en Caivano. Con el lema, corazón que late se celebró una eucaristía que evidenció la fiesta que vive la parroquia, rejuvenecida con los niños y jóvenes que participarán en la catequesis. Es una alegría grande contar con ellos porque rejuvenecen la parroquia. Las voces de los niños que vienen corriendo ponen un tono desenfadado y lleno de espontaneidad. Los catequistas se sienten felices al verlos, al ver que regresan después del tiempo del verano. Los acogen con entusiamo y agradecimiento. Significan mucho estos niños y jóvenes que desean conocer más a Jesús, su ingenuidad y sus sueños los estimulan a dar lo mejor.
En este última temporada, el barrio en el que trabajan se ha visto envuelto en acontecimientos muy tristes. Los catequistas, sin embargo, miran a los niños con alegría, responsabilidad y amor infinito. Estos niños se merecen todo y se lo van a intentar dar.
El tema elegido en esta ocasión es del evangelio de Lucas, 5, 1-11 «En tu nombre echaré las redes».
Al pie del altar colocaron el mar y los niños trajeron un velero pidiéndole a Jesús que se subiera al barco de su vida.
A continuación, a nuestro querido padre Maurizio le entregaron un timón con el que los niños le pidieron que dirigiera sus pasos en el viaje, para no perder la ruta. La emoción, la alegría, la confianza y mucha esperanza invadieron el corazón de grandes y pequeños. Señor, ayúdanos a ser guías seguros para estos pequeños hijos tuyos, que con amor nos confías.
¡Dales, Señor, perseverancia, autenticidad y mucha fe para colaborar en este gran proyecto de renacimiento!