Hace unos días volví del campo de trabajo de Almería y volvía con el corazón muy muy agradecido. Las palabras se quedan cortas para expresar todo lo que mi corazón ha vivido. Vuelvo con la certeza de que Dios ha estado muy muy presente y ha sido nuestro compañero de camino.
El campo comenzó el sábado 14 de Julio. El punto de encuentro era el colegio “Virgen de la Paz” de Piedras Redondas. Aprovecho para dar las gracias a María del Mar Domínguez FI por su acogida y por hacernos las cosas tan fáciles. ¡Así da gusto! Y creo que esto de facilitarnos la vida unos a otros ha sido el talante y la actitud que se ha podido palpar a lo largo de todo el campo de trabajo. El sábado nos fuimos uniendo todos, los 19 jóvenes universitarios que venían de distintas partes de España a vivir a fondo esta experiencia. En concreto, lo que hemos hecho ha sido colaborar con la Parroquia de San Ignacio (de Jesuitas) en la Escuela de Verano. Allí nos esperaban unos 40 niños deseosos de conocernos, disfrutar y aprender. El ritmo ha sido intenso. Salíamos del colegio a las 9:30 y regresábamos sobre las 18:45. Tiempo de estar, de jugar, de educar a los niños y, sobre todo, de acompañarles y quererles.
Allí también hemos tenido el regalo de hacer equipo con los monitores del barrio: Josefran, Jorge y Yayi. Han sido días de ir conociéndonos y haciendo vínculo. Gracias por vuestro apoyo y vuestra entrega generosa.
Y como toda experiencia MAGIS el grupo de jóvenes continuaba sus dinámicas a la vuelta con el círculo MAGIS, los acompañamientos, el examen ignaciano.
Además también hemos podido acercarnos a otras realidades de sufrimientos como el tema de la migración. Tuvimos el gran regalo de ir a Roquetas y descubrir el mar de plástico y de la mano de las hermanas Hijas de Jesús de allí nos explicaron la situación en la que viven los inmigrantes. El testimonio de tres de ellos nos impactó mucho: Abderramán, Filomena y Tato. Vidas marcadas por la huida, el dolor, el sufrimiento. Descubrimos que sus vidas hablan de Evangelio, en su modo de transmitir y, sobre todo, de vivir lo que ahora les toca.
Uno de los momentos más impactantes fue la tarde compartida con los niños del barrio de Los Almendros. Todos lo valoran muy positivamente. Nuestros jóvenes se entregaron al máximo con los cantos, los bailes y hicieron que la tarde del viernes del 20 de julio los niños de Los Almendros vivieran una tarde diferente.
El sábado tuvimos otro regalo, vivir una Eucaristía diferente en el barrio de Los Almendros. Parroquia de puertas abiertas, con niños, ambiente lleno de fiesta como se merece la Eucaristía. Fiesta, baile, la Palabra de Dios compartida y mucho Dios. Gracias a toda la comunidad de la Parroquia de los Almendros que nos acogisteis con tanto cariño.
En otros momentos hemos podido escuchar el testimonio de Joaquín SJ que ha estado muchos años en Camboya. Su modo de transmitir lo que allí vivió nos tocó el corazón. En su compartir nos decía que allí se veía y se vivía claramente que muerte y Resurrección van unidas y que si algo cambia el mundo, nuestro ambiente es la ternura. En el dolor y sufrimiento derrochar ternura.
El testimonio de Beatriz Neff y María del Mar Domínguez, Hijas de Jesús, también nos tocó por su implicación en el barrio con las familias y los niños. Una de las cosas que hemos descubierto que en este barrio hay que aprender a vivir con la frustración constante, pero merece la pena estar y acompañarles.
A todos GRACIAS porque vuestros testimonios nos han acercado a otras realidades, que muchas veces desconocemos o no queremos ni siquiera conocer. Gracias por vuestras vidas que me hablan de entrega gratuita y de mucho Dios.
Personalmente me traigo muchas Buenas Noticias. Para mí ha sido todo un regalazo el poder ser testigo de cómo Dios ha ido tocando los corazones de cada uno de los jóvenes que se han arriesgado a vivir a fondo y con hondura esta experiencia: Javier, Blanca, María Suay, Carmen, Teresa, José, Ignacio, Víctor, Aitor, Sara, Marian, Guadalupe, Andrea Marco, Victoria, Judit, Magdalena, Andrea Plano, Leire y María Villarta. Venían con ganas de entregarse, de servir y de buscar a Dios. Si algo me ha tocado por dentro y por fuera han sido sus búsquedas constantes de Dios. Esto se palpaba en las conversaciones que teníamos, conversaciones donde compartían sus batallas, pero también sus deseos más profundos y nobles donde sentían una invitación importante a seguir a Jesús. Este compartir desde dentro se ha dado en el círculo MAGIS y también en la vida, mientras íbamos a la escuela de verano, fuera en el patio, en el comedor, en el colegio… se dejaban afectar por toda circunstancia, persona, realidad y ante ella se descalzaban porque sentían que estaban ante tierra sagrada. Esto ha sido una constante estos días, todos hemos aprendido a descalzarnos porque la tierra que estábamos pisando era y es tierra sagrada, tierra con historia, vínculos, heridas, deseos, batallas… como nuestras tierras.
Sus vidas me han hablado de autenticidad, sinceridad, de pasión y compromiso, de mucho Dios. Son jóvenes que quieren vivir en verdad, que nombran lo que viven, que van tomando conciencia de que esto de seguir a Jesús supone un mover ficha y una responsabilidad y lo quieren vivir porque van descubriendo que merece la pena.
Sólo puedo decir GRACIAS Señor porque de nuevo me confirmas que seguirte merece la pena y ayudar a que otros lo descubran también. De verdad todo un regalo ser testigo de cómo Dios les ha ido hablando a cada uno. Dios está, nos acompaña y mueve nuestros corazones.
Y este regalo ha sido compartido junto a mis compañeros y amigos: Marta Martín, Carmen Gómez, Nacho Narváez SJ, Esther Sanz FI, Pilar García FI y Mª Jesús Aranda. Entre todos hemos ido construyendo la experiencia, haciendo y deshaciendo, y teniendo en el horizonte el gran deseo de que estos jóvenes se dejaran afectar por la realidad y en ella descubrieran a Dios, que es amigo de la VIDA. Ha sido otro regalo el poder construir experiencias así con otros compañeros que también apuestan y creen en esto. Otra Buena Noticia que me traigo del equipo es la confianza y la libertad que ha habido entre nosotros, nos hemos sostenido y nos hemos hecho la vida fácil.
Puedo decir que a lo largo de estos días todos, los jóvenes y el equipo de monitores, hemos formado una comunidad, una comunidad cuyo suelo firme ha sido y es Jesús y hemos experimentado que en todo, con luces y sombras, aciertos y desaciertos, Dios ha estado muy presente y cuando deseamos que Dios sea el Señor de nuestras vidas, fluye la VIDA VERDADERA. Vida que ha sido compartida con la comunidad de Jesuitas y de Hijas de Jesús que viven en el barrio y que a lo largo de estos días han sido también ayuda y apoyo.
Sólo puedo decir GRACIAS, MUCHAS GRACIAS a todos por haber hecho posible esta experiencia de “Construyendo Puentes”.
Naike Martín FI