Celebración por los 100 años de vida de Damiana Cuesta FI
Gracias, esa es la palabra que me viene a la mente al evocar la celebración de los 100 años de vida de nuestra hermana Damiana. Cumplió años el día 3 y recibió muchas llamadas, visitas y felicitaciones. Sin embargo, la fecha elegida para la celebración fue el sábado 6, ya que ese día su familia podía acompañarla.
La Eucaristía de acción de gracias fue el momento en el que Damiana expresó todo lo que, desde días anteriores, había recordado junto al Señor. Agradeció a Dios, a la Virgen, a la Congregación, a sus padres, familiares, Hijas de Jesús, amigos, entre otros, por todo el bien recibido. En momentos como estos, las dificultades, enfermedades y contratiempos pasan a un segundo plano para vivir desde lo más profundo y expresar la auténtica razón de la felicidad que se siente al cumplir 100 años de vida, de los cuales ha pasado 83 siendo Hija de Jesús.
Sobrinos, amigos, Hijas de Jesús… acompañamos y dimos gracias junto a ella y por ella, y continuamos compartiendo comida y emociones. Aquellos que conocen a Damiana saben que es una mujer de «lágrima fácil», por lo que no les resultará difícil imaginarla en ese estado.
Llegó el momento del brindis, en el cual una hermana recordó rasgos y anécdotas de su vida con mucho ingenio, reflejando, entre otras cosas, el sentido del humor que la caracteriza. Después de la comida, disfrutamos de vídeos y fotos de personas de las comunidades por las que Damiana ha pasado y de su familia. Se emocionó especialmente al ver y oír a su hermana Paula, religiosa de clausura, en el vídeo que nos enviaron. Esto nos ayudó a completar el repaso de su vida.
Terminamos en la sala de la Comunidad con una «capea». Damiana es de Macotera (Salamanca), tierra de toros, y esto es algo que disfruta mucho. No podíamos terminar el día de celebración sin hacer un guiño a la «fiesta nacional». Tuvimos una «corrida de salón». Por supuesto, no había toros, ni cornadas, ni sangre, pero sí toreros, pasodobles, capotes, brindis, verónicas, chicuelinas, olés, aplausos y vivas. Hubo risas y alegría, y terminamos como empezamos: dando las gracias, gracias, gracias.
Comunidad Residencia Cándida Mª de Jesús (Salamanca)