(Madre Cándida)

¿Cuál es la fuente de tu
esperanza?

 

Hay momentos, situaciones, experiencias en la vida que cuestionan el sentido profundo y verdadero de nuestra existencia, con quién y hacia dónde caminamos… y en esos momentos buscamos respuestas claras, suelo firme, seguridades a corto plazo que nos den tranquilidad. Este tiempo que vivimos de incertidumbre, de necesidad, de sentir la fragilidad y vulnerabilidad como personas individuales y como humanidad puede ser uno de ellos.

Y podemos quedarnos añorando momentos pasados, soñando imposibles, llorando pérdidas… caminos todos ellos que nos encierran y nos llevan a situaciones de muerte, de aislamiento, de individualismos, de reproches, de bloqueos, de poner el centro en nosotras mismas, y todo ello hace nuestra vida estéril, y la dificultad nos impide ver el futuro.

Pero también descubrimos opciones, gestos, entregas calladas, denuncias proféticas, llamadas a replantearnos nuestros estilos de vida… y cuando realmente conectamos con nuestro interior más profundo, cuando mantenemos la relación con Dios, nos sentimos invitadas a salir de nosotras para dar vida, la vida que también encontramos en nuestro ser. Y es ahí también donde descubrimos la conexión con toda la Creación.

“La encarnación de Jesús nos llama a buscar con otros la vida en abundancia para todo ser viviente”. Deseamos y necesitamos crear vínculos que den vida, ponernos en camino con Jesús que nos invita a compartir con tantas personas de nuestro tiempo. Nos sentimos llamadas, más que nunca, a ser Hijas de Jesús, mujeres que, en comunidad, buscan con otros y se comprometen con la vida, mujeres que ponen toda su confianza en Quien saben que ofrece la vida verdadera.

Comunidad País Vasco-Navarra