(Madre Cándida)

¿En qué tipo de pobreza
te sientes llamada a
crecer?

En el texto de 1 Reyes 17, 7-24, tanto la situación de Elías como la de la viuda de Sarepta, son de extrema pobreza: un pueblo que sufre por la sequía y una mujer pobre que solo tiene lo suficiente para alimentar a su hijo. Y en este lugar y circunstancias Dios se hace presente. Dos casos de pobreza extrema y dos protagonistas que ponen en juego su fe y confianza en las manos de Dios. 

Como Hijas de Jesús, también, “convencidas de que necesitamos poner nombre a lo que hoy nos quita vitalidad” quiero vivir la audacia de la Madre Cándida y responder a lo que Dios nos pide, hacer vida las palabras de la M. Cándida: “ten fe, esperanza…” y leer la realidad desde los problemas de hoy “pues la providencia de Dios es más grande que todos los tesoros de la tierra”.

Los orígenes de la Congregación fueron en pobreza y ahí estuvo la fuerza y grandeza de la Madre Cándida. Como a Abrahán, Dios le pide renuncias… pero es la vida, las circunstancias, los acontecimientos y su vocación a ser respuesta a las necesidades de su tiempo, lo que define su llamada. No tiene medios económicos, pero “Dios provee”. Son “pocas en número…” pero “al fin del mundo irá en busca de almas…” sin medios económicos ni humanos, pero con una gran fe y confianza en que Dios proveerá. Y como Abrahán se pone en camino, envía a sus hijas a Brasil porque “la providencia de Dios es más grande que todos los tesoros de la tierra”.

Desde la llamada de la Congregación a vivir la pobreza evangélica, desde la exigencia personal a ser respuesta de vida consagrada en nuestro mundo, siento la llamada a vivir una pobreza que es disponibilidad, que supera individualismos, exigencias, consumismo, que es sencilla, transparente, humilde, que acepta los límites propios de la vida…que vive con la seguridad de que Dios provee.

Como Hija de Jesús me siento llamada a ser “presencia amable, impulso de esperanza y comunión, vida que transparente a Jesús de Nazaret”.

Ana Jódar. Comunidad de Elche