“Aunque os echen de una parte a otra, y tengáis que pasar hambre, sed y falta de lo necesario, calumnias y mucho más que tendréis que pasar;…

  (de los Apuntes espirituales de la M. Cándida)

¿Qué ha hecho y hace el
Señor en mi vida y, con
mis pocos panes y
peces?

¿Me ha hecho dichosa?

“…Ser vida que trasparenta a Jesús de Nazaret.” (Dt. CGXVIII 4). De pronto resuena con fuerza en mi interior esta frase, experimentándola como “sentido” para mi vida.

Y acepto la invitación cercana y acogedora de Jesús para ir con Él, en comunidad de discípulas, a “descansar” juntas en un lugar apartado, tranquilo, monte o de playa, ambos agradables en verano. Y allí, compartir, estar con Él, aprender de Él, dejarnos “cuidar” y trasformar, para parecernos a Él como una hija se parece a su padre.

Pero de pronto el paraje despoblado y tranquilo deja de ser tal, aparece un gentío: hombres, mujeres y niños movidos, por el hambre de pan, y de palabras con sentido; empujados por el miedo ante las situaciones de persecución y violencia, ante la soledad, la falta orientación y sentido… Vienen a nosotros, a nuestro grupo, a nuestra comunidad…, a nuestra Familia, en busca de ayuda, alivio, consuelo, esperanza… Jesús, el Maestro, se estremece por dentro, siente compasión y nos dice:z

– ¿No sentís compasión?
– Non provate compassione?
– No sentiu compassió?
– Ez duzue erruktasunai sentitzen?
– Non sentides compaixón?

Se nos ha terminado el descanso, la tranquilidad…

Jesús, insiste: ¡Dadles vosotros de comer!, Date loro qualcosa da mangiare!, doneuli vosaltres de manjar! Eman zuek jaten! Dádelle vós de xantar!

Si quieres seguirme, ser un pequeño reflejo de mi vida, debes desvivirte, como hago yo, salir del propio amor querer e interés, para buscar el bien, el cuidado de los prójimos más vulnerables, empezando por los del entorno más próximo y “saliendo fuera”, buscando con otros iniciativas que puedan ser respuesta a alguna de tantas situaciones, agravadas con la epidemia del Covid-19.

Pero, ¿cómo dar de comer a tantos si no tenemos más que cinco panes y dos peces? ¿Si somos pocas y con mucha debilidad?…

Y un deseo, una petición: Señor, ayúdanos a poner nuestra confianza en ti que has prometido estar con nosotros hasta el final; ayúdanos a hacernos conscientes de que la obra no es nuestra, sino tuya y tú sabes con qué instrumentos cuentas, nuestros cinco panes y dos peces.

¡En Jesús todo lo tenemos!

Matilde Ballesteros, FI – Comunidad de Italia