“Virgen Purísima, Madre de Dios y Madre mía, te ruego, aunque, soy la más indigna de todas las criaturas, me concedas o me alcances la gracia de tu divino Hijo para que yo cumpla lo más perfectamente [posible] lo que yo le propongo…
¿A qué me siento invitada después de contemplar a María, hija del Padre?
Nos sentimos invitadas a confiar más en Dios Padre, a invocar su gracia para ir más allá de lo que nos sorprenda o no entendamos en la vida. Llamadas a seguir buscando, en clima de discernimiento, la acción del Espíritu en cada una de nosotras, en la realidad y en los demás, para poder proclamar, con otros, la grandeza del Señor que actúa en lo pequeño y desconcertante. Llamadas a sentirnos, como María, instrumentos en manos de Dios Padre que hace presente su Reino con criterios muy distintos a los nuestros.
Casa Santa Marta – Vigo (Comunidad de Galicia)