Fechado también el 31 de enero, último día del EIL, Ignacio Parajó, profesor del colegio de Vigo, nos hacía llegar esta crónica recogiendo el contenido de los últimos días del 3er Encuentro Internacional de laicos:

Estamos ya casi finalizando este 3er EIL, y antes de volver a casa y compartir lo vivido, os enviamos una breve crónica de los últimos días de la experiencia. 

El pasado lunes (29 de enero), iniciamos la sesión con una dinámica participativa que sirvió de recapitulación de los dos días anteriores. De ella que se encargó, Carmen Mª Gómez, con la colaboración de Sergio Rosa y Rodrigo Rosa, de España. A continuación la Superiora General, María Inez Furtado FI, con su ponencia “Misión Compartida, un modo de ser Iglesia” nos propuso nuevos desafíos para los laicos y las Hijas de Jesús. En esta ponencia, María Inez nos ayudó a profundizar en qué entendemos por Misión, una única Misión: la de Jesús, enviado del Padre al mundo. Insitió en que no basta una Iglesia en comunión, es necesaria una iglesia en comunión misionera y la única y genuina forma de serlo, es vivir en misión compartida, más que simplemente compartir la misión. A medida que avanzamos, vamos siendo más inconformistas y el compromiso que se nos pide va siendo más hondo, porque el Espíritu nos va empujando y no nos va a dejar estar quietos. En este camino necesitamos actuar, y actuar aprendiendo, en continua formación conjunta religiosas y laicos. Y para esta formación, María Inez nos ofreció un programa de contenidos que podemos empezar a desarrollar. 

Esta ponencia, al igual que ocurrió el sábado, sirvió además como estructura en la que encajar los testimonios que vinieron a continuación. Aida Gómez, de Filipinas, ofreció su experiencia de compartir Misión. En particular cuando aceptó el envío para ir a otra ciudad durante un tiempo con el fin de atender las necesidades de coordinación que se requerían en un centro de las Hijas de Jesús. Jorge M. Palma, de España, compartió su experiencia en Sevilla y cómo fue descubriendo el camino a seguir, con un punto de inflexión en su experiencia como voluntario en Mozambique. Jorge destacó la importancia de dejar claro que compartir la Misión no es una cuestión laboral, algo que ya había señalado también María Inez. En primer lugar porque la Misión no cabe en una jornada laboral, sino que coge toda la vida. En segundo porque de hecho hay ya, en distintos lugares, personas compartiendo la Misión que no trabajan en los centros de las Hijas de Jesús. El reto es entonces construir un tejido comunitario para vivir nuestra fe en clave de carisma. El tercer testimonio estuvo a cargo de María Oneide F. Rocha, de Brasil, que expresó cómo lleva a cabo su tarea compartiendo la Misión desde el carisma de la Madre Cándida, en distintos ámbitos donde está presente, como en la Iglesia Diocesana, en el ámbito social, muy especialmente en el ámbito político, entre otros.

Ayer (martes 30 de enero) el hilo conductor del día fue Donde no hay sitio para mis pobres no hay sitio para mí”.  Entramos en contacto con realidades desafiantes en distintos centros que atendían a personas discapacitadas,  niños de la calle o sordos, algunos de ellos sin nombre ni edad conocida. También un centro de mujeres que habían sufrido todo tipo de violencia y abandono. Fue un momento de encuentro y de poder interactuar y compartir con estas personas y con quienes les atienden. Después de un maravilloso recibimiento y comida en el Colegio Manresa, en la ciudad de Parañaque (una de las que forman la Gran Manila), tuvimos tiempo para interiorizar esta experiencia y compartir una oración conjunta, elaborada a partir de la experiencia vivida por la mañana.

Hoy (31 de enero) es el último día del encuentro. Lo estamos dedicando a la evaluación y elaboración de conclusiones. Algo que nos gustaría compartir en cada lugar, junto a todo lo vivido en estos días, para seguir contribuyendo al crecimiento de la Familia de la Madre Cándida. En este camino, tal como nos dijo María Inez, “unos van más adelante y otros más atrás. No importa. Hay camino y podemos proseguir”. 

Nos despedimos ya. En unas horas algunos dejaremos Filipinas y otros tendrán la suerte de pasar un día de convivencia en la Bahía de Subic. Tenemos por delante un hermoso reto y, como nos dice la superiora general, María Inez Furtado FI, “¡Ánimo, el camino es hermoso y no estamos solos!”   

Ignacio Parajó

Vigo