Hoy, 31 de julio, nos unimos a toda la Iglesia para celebrar con alegría y gratitud la fiesta de San Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de la Compañía de Jesús e inspirador de una espiritualidad que ha marcado profundamente la vida de la Iglesia y que nutre el carisma de nuestra congregación.
“Porque no el mucho saber harta y satisface el ánima, mas el sentir y gustar de las cosas internamente.”
— San Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales
La vida de San Ignacio estuvo marcada por una búsqueda apasionada de Dios. Tras su conversión en Loyola y su experiencia espiritual en Manresa, San Ignacio nos legó los Ejercicios Espirituales, una escuela de oración, discernimiento y encuentro con el Señor que sigue transformando vidas hasta hoy. Su lema, “En todo amar y servir”, continúa iluminando nuestra vocación y misión.
Para nosotras este día es especialmente significativo. Nuestra fundadora, la Madre Cándida, hizo suyos los rasgos esenciales de la espiritualidad ignaciana, buscando siempre la mayor gloria de Dios a través de la educación, el acompañamiento y el servicio, especialmente a los más pequeños y vulnerables.
En nuestras comunidades y obras, este 31 de julio es un día de oración, encuentro fraterno y acción de gracias. En esta fiesta, renovamos nuestro compromiso de seguir a Cristo al estilo de San Ignacio: con un corazón abierto, disponible y atento a la voluntad de Dios en medio del mundo, haciendo vida el sueño de nuestra fundadora: llevar el amor de Jesús allí donde más se necesita.
Que San Ignacio interceda por toda la familia ignaciana y nos ayude a descubrir, como él, que Dios habita en todas las cosas.
San Ignacio de Loyola, ruega por nosotras.