En este mes de mayo, mes de María, reflexionamos desde Laudato Si el epígrafe VIII, que corresponde a María. Sigo sin creer en las casualidades…
María, la madre que cuidó a Jesús, ahora cuida con afecto y dolor materno este mundo herido. Así como lloró con el corazón traspasado la muerte de Jesús, ahora se compadece del sufrimiento de los pobres crucificados y de las criaturas de este mundo arrasadas por el poder humano (LS 241)
María nos muestra el camino, nos enseña a ser, a estar, a actuar…
– Cuidar con afecto y dolor materno este mundo herido…
– Llorar con el corazón traspasado la muerte…
– Compadecerse de los pobres crucificados…
No nos enseña a solucionar, no nos muestra un camino de actuación en solitario…
Nos dice: Cuida… Llora con el que sufre… Compadécete…
Nada más… y nada menos…
¿Será que la ternura es la que salva al mundo? ¿Será que la llamada es a ser, a estar, con otros, y acompañar el sufrimiento y tocarlo… para traspasarlo?