Entre los días 9 y 10 de agosto, nuestras junioras del Juniorado Internacional de Granada emprendieron un recorrido especial: la Ruta de la Madre Cándida, realizada en esta ocasión en sentido inverso, partiendo desde Salamanca. Acompañadas por Mercedes Vila, caminaron por las calles que la Madre Cándida transitó en vida, experimentando en cada paso el eco de su legado.

El itinerario comenzó en la Plaza Mayor, a la que llegaron desde la calle Zamora, pasando por la Clerecía y la Casa de San José. Más adelante, visitaron la Casa de la Concordia y  Montellano, donde pudieron contemplar el Espacio Expositivo de Santa Cándida que narra su historia de vida y cómo su carisma continúa vivo hoy. Allí, en un ambiente de oración, las junioras se dejaron tocar por la historia y la misión de la fundadora.

En Salamanca también compartieron un momento fraterno con la comunidad de enfermería, testigos de una misión que, aun desde la oración, sostienen con amor y servicio a toda la Congregación.

“Estos días en Salamanca me permitieron palpar la historia de la Madre Cándida, confirmar mis deseos y agradecer la audacia y el amor que ella nos mostró”. – Gabriela Núñez

El 9 de agosto, ya en Valladolid, las cinco junioras fueron guiadas por Ana Bergareche en la visita a la capilla de Santa Cándida. En este espacio sagrado, descubrieron el retablo del “Rosarillo” y vivieron una experiencia de profundo recogimiento. Ante el retablo, resonó en sus corazones el eco de las palabras “Dios lo quiere”, renovando en cada una el “” como Hijas de Jesús.

“Era un susurro que me llenaba de esperanza y certeza. Sentí con fuerza el “sí” que cada Hija de Jesús renueva en su vida, un “sí” que, sin duda, es sostenido por la Madre Cándida. En ese momento, comprendí que cada paso, cada rostro, cada encuentro es un acto de amor y entrega, un compromiso que da continuidad a la herencia carismática recibida y que da color al mundo”. – Madelyn Núñez

La peregrinación continuó el domingo 10 de agosto en Burgos, lugar clave en la vida de la Madre Cándida. Acompañadas por su maestra, Raquel Amigot, recordaron que fue allí donde Juana Josefa forjó los rasgos esenciales de su identidad: la disponibilidad, el servicio, la abnegación, la dimensión apostólica y el acompañamiento. Rasgos que hoy también marcan la vida de toda Hija de Jesús. Recorrer estos caminos invitó a las junioras a mirar su propio mapa interior y a vivir con confianza plena en Dios.

“Estar en esta tierra y andar por los caminos y lugares por donde la Madre Cándida anduvo, me ha puesto en contacto con mi camino interior y con los deseos profundos que Dios va poniendo en mi corazón: salir de mi” tierra”, dejando todo aquello que reste vida, abrazar el camino y dejarme transformar por Jesús, por la vida, por los otros;  pero sobre todo, vivir siempre con la confianza puesta en Dios”. – Gabriela Núñez

 

En el día de ayer, el recorrido llegó al origen geográfico y espiritual: Andoain, lugar donde nació Juana Josefa, en el Caserío de Berrospe.  Posteriormente se desplazaron a Tolosa, donde visitaron  la iglesia de Santa María. Fue en Tolosa donde la familia de la Madre Cándida se estableció en 1852 y donde transcurrió su juventud, forjando su vocación en la sencillez.

En este día de peregrinación, la visita a Andoain y Tolosa vinculó profundamente la historia de la Madre Cándida con su espiritualidad, invitando a las junioras a redescubrir sus propias raíces vocacionales con gratitud y esperanza.

Así, paso a paso, el juniorado internacional sigue reviviendo la historia de la Madre Cándida, renovando el deseo de continuar sembrando su carisma en el mundo.