Nuestro comentario, en el mes de octubre, es sobre los números 93 y 94 de la exhortación apóstolica del papa Francisco Amoris laetitia, donde se desgrana cómo es vivir en lo cotidiano la actitud de servicio. “El amor beneficia y promueve a los demás. Por eso se traduce como servicial”
Quisiera compartir algunos cuestionamientos que me han ido surgiendo. Percibo una necesidad grande de dedicar espacios a comprender en el hoy qué significa vivir de este modo; intuyo que muchas veces confundo y confundimos la actitud de servicio con un continuo ir y venir, y hacer y hacer; cuánto más hago, más servicial soy; quizás es porque creemos que “vales cuanto haces” y perdemos el suelo, el sentido cuando nuestro hacer no es tan intenso.
Qué importante que nuestra actitud de servicio nazca desde la escucha de las necesidades de las personas, de nuestra realidad… para que al hambriento le demos pan y al sediento agua…
Vivamos despiertos, para que “en todo amar y servir” se vaya haciendo una realidad en nuestra vida; sirvo porque amo y porque me siento amada, mi modo de responder es sirviendo.