El 11 de octubre de 2025, un grupo de Hijas de Jesús de las comunidades de Madrid emprendieron una emotiva peregrinación a Segovia. El objetivo era revivir la “Ruta de la Madre Cándida”, un recorrido por la ciudad elegida providencialmente por la fundadora, Cándida María de Jesús, para fundar el Colegio Sagrado Corazón. Las hermanas que participaron nos comparten un resumen de lo que Isabel García Garcimartín FI preparó y explicó durante esta Ruta.
Segovia, con su acueducto romano, el alcázar medieval y la Sierra de Guadarrama de fondo, sirvió de escenario para este agradecimiento a las cronistas que han permitido mantener viva la memoria de aquella iniciativa evangélica.
El imperativo de la voluntad de Dios
La jornada comenzó extramuros, en la pequeña iglesia de los Santos Justo y Pastor. En este humilde templo románico, cuna de san Alfonso Rodríguez, tuvo lugar el primer hito fundacional. La Madre Cándida, invitada a las fiestas de canonización el 20 de enero de 1888, permaneció en oración por varias horas. Fue allí donde, en un momento de profunda quietud, sintió que el Señor le daba a entender “claramente que era su Divina Voluntad que fundase un colegio en la capital”. Esta experiencia se convirtió en el firme imperativo que guiaría sus pasos.
Después, se dieron nuestras hermanas de Madrid hasta la Santa Cueva de Santo Domingo de Guzmán, un lugar de retiro espiritual del santo dominico. La crónica relata otra experiencia mística de la Madre Cándida: «Mientras comulgaba en la Misa, ella y su acompañante oyeron tres golpes en el altar, un signo que la Madre comprendió y guardó en silencio». Peregrinas, sintiéndose acogidas, tuvieron la suerte de celebrar allí la Eucaristía, un regalo inesperado que intensificó el significado de la visita.
Gestiones, cruces y la primera casa
De vuelta al casco antiguo, y tras una breve visita a la majestuosa Catedral, se detuvieron ante el sencillo pero noble edificio de la calle Trinidad, número 2. La Madre Cándida emprendió de inmediato las gestiones para la fundación moviéndose entre Segovia y Madrid, buscando infructuosamente un inmueble adecuado. Fue en noviembre de 1888 cuando, tras un segundo viaje a Madrid, consiguió alquilar la casa del general Ceballos en esta dirección.
El 8 de mayo de 1889, a pesar de las dificultades económicas, se inauguró en esa casa el Colegio Sagrado Corazón de Jesús de Segovia con las clases para niñas pensionistas y gratuitas, y más tarde la Escuela Dominical para sirvientas. La fundadora, afrontando grandes sacrificios, hizo de su lema una realidad: «Vengan cruces y hágase la voluntad de Dios».
La casa definitiva y el legado
La parada final fue en la plazuela de la Madre Cándida, el lugar al que el colegio se trasladó en diciembre de 1901. Debido a las estrecheces y humedades, la Madre Cándida se vio obligada a buscar un nuevo emplazamiento. en la plazuela de San Geroteo (hoy Plazuela de la Madre Cándida), junto a la Catedral. La Fundadora destacó su excelente ubicación: «Está bañada por el sol desde que sale hasta que se pone y la defiende del viento del Norte la catedral». El edificio, de gran solidez, guardaba un secreto: había sido la Sinagoga Mayor del siglo XV.
Aunque la fundación fue costosa, la Madre Cándida la vio terminada. En este emplazamiento se consolidó la obra con constantes y grandes ampliaciones, llegando a albergar estudios de Magisterio y Bachillerato.
El colegio cerró en 2010. Ahora el edificio está en silencio, en espera. Ha sido una célula vital, en su barrio y en Segovia y provincia. Sus frutos siguen vivos en tantas alumnas y alumnos que recibieron su sólida formación en valores y conocimientos.
La Madre Cándida tuvo también ocasión de hacer una visita a los PP. Carmelitas Descalzos y la iglesia de San Juan de la Cruz donde tuvo una experiencia espiritual con “dones especiales que Dios reserva a las almas escogidas”, como dicen las cronistas.
La visita de este grupo de Madrid al convento, iglesia y sepulcro de san Juan de la Cruz tuvo que posponerse para otro día por falta de tiempo. Fueron horas densas donde los recuerdos congregacionales se mezclaron con la contemplación de la ciudad.
La Ruta de la Madre Cándida concluyó con un profundo agradecimiento a Dios y a la Fundadora por un legado de fe que sigue vivo en Segovia.





