Hoy, 9 de agosto, la Congregación de las Hijas de Jesús se une en una misma alegría y gratitud para celebrar la fiesta de Santa Cándida María de Jesús. Conmemoramos el aniversario de su “nacimiento al cielo” aquel 9 de agosto de 1912, en Salamanca, cuando entregó su alma al Señor después de una vida entera de fidelidad.

Desde su adolescencia, la Madre Cándida tuvo claro el rumbo de su existencia, resumido en un lema que marcó su misión:

«Yo solo para Dios»

Ese “solo” no fue soledad, sino plenitud: una entrega sin reservas al proyecto que el Señor puso en su corazón.

Con fe audaz y confianza absoluta en la Providencia, fundó la Congregación de las Hijas de Jesús, destinada a la educación y formación cristiana de las niñas y jóvenes, sobre todo de aquellas con menos oportunidades. Creía firmemente que la educación es una llave que abre caminos de dignidad, libertad y esperanza.

Hoy, más de un siglo después, su carisma sigue vivo. Nos sentimos llamadas a entregarnos al Señor como ella, en las realidades concretas de nuestro tiempo, discerniendo y respondiendo a las necesidades más urgentes del mundo.

En este día especial, quienes compartimos su espíritu renovamos nuestro compromiso de vivir con el corazón entero para Dios y con las manos abiertas para servir a los demás, convencidas —como ella— de que la vida se hace plena cuando se da.