Ese es el título del amplio reportaje que hoy recoge El norte de Castilla en su sección de Calle en Calle sobre la Plaza Madre Cándida donde estaba ubicado el colegio Sagrado Corazón, “centro educativo de las Jesuitinas durante casi 122 años, y que cerró sus puertas en agosto de 2011”, según expone la periodista Elena Rubio.

 

Son varias las generaciones de segovianos que cuando pasean por las calles aledañas a la Plaza Mayor les viene a la memoria gratos recuerdos de infancia. Momentos en los que, cargados con mochilas a la espalda, con carpetas o libros en la mano, bordeaban a diario la parte trasera de la Catedral para llegar a su destino: el colegio Sagrado Corazón de Jesús, conocido popularmente como ‘las Jesuitinas’.

Ubicado en la plaza denominada actualmente de la Madre Cándida, con entrada por la calle San Geroteo y Refitolería, el espacio rinde homenaje a la fundadora del centro, que realmente se llamaba Juana Josefa Cipitria y Barriola. Anteriormente denominada plaza de San Geroteo, por quien fuera el primer obispo de Segovia, el nombre se cambió el 31 de mayo de 2011 con motivo del 166 aniversario del nacimiento de la fundadora del colegio. Fue, precisamente, el último año que mantuvo abiertas sus puertas, ya que cerró en agosto de ese año.

Fue un reconocimiento muy emotivo para los que allí estudiaron y daban clase. La entonces directora, Sagrario de Andrés, comentó en aquel acto que «el hecho de que quede aquí la placa –con el nombre de Madre Cándida– está diciendo que aquí ha habido algo más que la Catedral, que el Alcázar que se ve desde las terrazas del colegio, que hubo una mujer con gran intuición que quiso dar una respuesta a una sociedad necesitada de formación humana y espiritual».

 
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