Hacía sólo 10 días que había llegado a mi comunidad de Mae Hong Son en Tailandia. Pude combinar el trabajo y nuestra participación en los oficios en la única parroquia que hay aquí en MHS con mi participación online en la Pascua 2021 #JovenesFI

Un regalo, una vez más el experimentar la alegría de ser parte de un cuerpo congregacional universal en misión que nos interconecta y esta vez, de manera virtual a Hijas de Jesús, jóvenes y adultos en torno al Señor Jesús.  

La calidad de los textos y soportes de oración, como el cuidado de los encuentros todos juntos y en grupos me permitió entrar de lleno en la experiencia de la Pascua como acompañante/acompañada. Con una escucha desarmada, abierta a la realidad de cada participante, a su contexto, singularidad, certezas, inseguridades… 

En nuestro compartir nos reconocíamos desde nuestra dimensión creatural en su honda vinculación a Dios. Y debido a la pandemia, el hecho de encontrarnos “virtualmente” hizo echar de menos “otras Pascuas vividas en grupo”. Esta experiencia de Pascua online desde nuestros distintos lugares geográficos, realzó ese anhelo de rescatar el don de la interdependencia como valor humanizador capaz de movilizarnos al encuentro fraterno y solidario con los demás. 

Y ahora caminamos “consolados” con Jesús Resucitado por nuestras Galileas cotidianas contando con nuestra vida lo que “hemos visto y oído”.

Que sigamos, como dice el Papa Francisco, “cultivando en la Iglesia la cultura del encuentro”. Todo es oportunidad y tiempo de Dios en nuestra vida.