Entre la pereza de comenzar un nuevo trimestre después de las Navidades, el frío que se preveía para Castilla-León, la “flojera” que suponía pensar en toda una semana encerrados, sentados y escuchando,…, fuimos llegando el pasado domingo 8 de enero a Salamanca, el grupo de profesores y miembros del EPOE, que configuramos la IV edición de formación de directivos. Hoy, viernes 13 de enero, al despedirnos, y encaminarnos cada uno a nuestros lugares de origen, la calidez que se desprendía de cada uno de nosotros en esos “hasta pronto”, “nos vemos en abril”, “ha sido un placer”, “¡qué bien lo hemos pasado!”, “somos familia”,…, ha sido la expresión y manifestación de la semana que hemos vivido.
Este 3er. encuentro de la formación, en Salamanca, es lo que denominamos la “semana institucional”, la semana en la que nos encontramos con nuestros orígenes, con la fuente de vida que nos da sentido como familia y como cuerpo que deriva, que asume y que da continuidad al carisma de la Madre Cándida.
Los temas que nos han convocado han sido los del liderazgo apostólico, centrado en la figura de la Madre Cándida, una mujer que ante las circunstancias sociales, políticas y religiosas del momento en que vivió, supo dar respuesta a su sueño con fidelidad, alegría, fortaleza en Dios, disponibilidad y servicio, confianza, universalismo, humildad y sencillez. Antonio Grau, tan de la familia, nos invitaba, como directivos, en el hoy, a buscar con el interés, el bien de cada persona, ayudándola en su proceso, para hacer emerger en ella, lo mejor de sí misma. Nos quedamos con las cuatro “C” de la Madre Cándida: Calidad, Caridad, Calidez y Confianza.
Elías López, s.j., y Mª Luisa Berzosa, fi, nos adentraron en el liderazgo ignaciano, nos dieron pautas muy clarificantes para poder discernir: parar, paso atrás, conectar con tus valores, tomar conciencia de ello, preguntarte en qué valores te paras, cuáles te sostienen, y, desde ahí, decidir. Y dando un paso más, Julia Martín, fi, nos habló del liderazgo ignaciano, de las actitudes necesarias para discernir, de las reglas del discernimiento en los Ejercicios Espirituales, de la consolación y la desolación, de las mociones,…
Raquel Amigot nos hablaba del servicio de gobierno, de la raíz y del horizonte en la Congregación, y nos daba los rasgos y características deseables en quien tiene autoridad: la caridad, la humildad, la transparencia, la confianza y la capacidad de recibir y dar colaboración, todas ellas muy en consonancia con rasgos del liderazgo de la M. Cándida.
De los más necesitados y de los retos que se nos presentan como educadores cristianos, también nos habló Mª Luisa; y cerraron las ponencias de la semana, Marian Cantalejo y Mª Carmen Jiménez, ambas Hijas de Jesús, hablándonos sobre los acentos actuales de nuestra Misión.
El miércoles viajábamos a Valladolid, para celebrar allí una Mesa de experiencias con antiguos y actuales directores de algunos de nuestros colegios. Ha sido una semana de vivencias y experiencias fuertes, que nos han tocado en lo más profundo de nuestro corazón, y tal vez fuese la visita a la capilla del Rosarillo y la celebración de la Eucaristía en ella, lo que más nos impactó, afectó y emocionó. ¡Qué preciosidad presentarnos como directivos ante el retablo en el que nuestra M. Cándida sintió la inspiración, la llamada, para hacer realidad su sueño, al que estamos invitados todos los que formamos parte de su familia!. El silencio en la capilla, la celebración eucarística, el deseo de hacernos todos la foto delante del retablo, el sentir que ante él había estado nuestra fundadora y había sentido esa convocatoria, fue lo que nos ayudó a ahondar. A la hora de expresar nuestros sentimientos, hubo espacio para las lágrimas, para emocionarnos con las emociones de los otros, para sentirnos cuerpo, red, y saber que navegamos en el mismo barco y hacia el mismo horizonte.
Otro momento emotivo fue el de la peregrinación, interior y exterior, que hicimos cada uno de nosotros en el paseo nocturno por los santos lugares de la M. Cándida. Creo que era la cuarta o quinta vez que hacía este mismo recorrido, pero nunca hasta ahora, lo había hecho con este significado tan profundo, cuestionándonos e interpelándonos en cada una de las paradas que hacíamos.
Como decía Mª Luisa, “hay que celebrar todo”, y por ello nos hemos ido de vinos, de copas, de cena,… hemos disfrutado unos con otros, hemos compartido fotos, risas, asombro, gratitud, se ha fortalecido el grupo, hemos ido creando red, como dicen algunos de los whatsapps que van llegando: “gracias a todos, sois maravillosos”, “gracias, gracias y gracias!!! Nos llevamos una semana de corazón”, “así da gusto pensar en la Misión”…
M. Cándida, yo creo que puedes estar bien orgullosa de los equipos de educadores que tienes en los colegios, y segura, con confianza en que esto no se va a perder, que vamos a continuar, que tu carisma va a tener continuidad con todos nosotros, ganas e ilusión no nos van a faltar.
Charo Ros