Tan cerca y tan lejos…
Qué ganas teníamos de que llegara el día para poder encontrarnos y celebrar de nuevo con la comunidad de al lado los acontecimientos especiales que nos hacen sentirnos más hermanas. Nos alegra poder expresarlo de maneras diferentes a como lo hemos hecho a lo largo de estos dos últimos años.
Pues ese día ya llegó. Pensamos que qué mejor que un día de la Novena de la Inmaculada para hacerlo realidad y en la capilla de Mostenses, junto a los restos de Santa Cándida. Encontrarnos, agradecer, pedir, y alegrarnos porque la vida sigue invitándonos a testimoniar que Dios nace, nace siempre.
El día fue muy frío, pero el sol que se dignó a salir ya desde la mañana y vencer la niebla. A las 17:00 horas, abrigaditas por fuera y caldeadas por dentro, salimos de la residencia. Bordeando la verja para evitar escaleras, nos dirigimos a la capilla: unas con bastones, otras con sillas de ruedas, cada una a su paso. Allí nos esperaban las hermanas de la otra comunidad, que habían preparado con todo detalle la capilla, la oración y hasta un recuerdo y unos bombones para la despedida.
En el momento de silencio la oración ha surgido espontáneamente. Con mucha emoción hemos pedido por la Congregación, por la Madre general, por todas las Hijas de Jesús y, en especial, por las que se encuentran en lugares de misión. Estas últimas representadas en este encuentro por Irene Muguerza, que vino a visitarnos desde Navarra, donde está pasando estos meses de descanso. Gracias, Irene.
Terminamos la oración cantando a María y nos despedimos con el Himno a Santa Cándida. El día 8 todas las Hijas de Jesús que estamos en Salamanca volvimos a encontrarnos en la residencia, y alguna más que suele aparecer en fecha tan significativa para nosotras, para renovar nuestros votos y celebrarlo juntas.
Milagros Gamarra FI