También el título podría ser:  la paradoja de lo pequeño, la desproporción entre los medios y el finla inspiración y la realización, el proyecto y su concreción… cualquiera sirve para referirme a ese acontecimiento que estamos recordando en estos días:  el nacimiento de la Congregación de las Hijas de Jesús  el 8 de diciembre de 1871.

Y en aquella fría mañana en Salamanca,  esta mujer con otras cinco más,  escucha estas palabras:  “sois pocas en número y en calidad todavía menos… según los juicios del mundo.  La obra no es vuestra es de Dios, Él  sabe y conoce los instrumentos que escoge”.

Hoy,  en este diciembre de 2018, en que se cumplen 147 años de aquella fundación,  necesitamos traer a la memoria de nuestro corazón aquellas palabras proféticas.  Somos conscientes del número más reducido,   de las limitaciones,  de las pocas fuerzas,  de la fragilidad que nos rodea y sin embargo,  volvemos a proclamar:  la obra es de Dios,  Él nos conoce y nos sigue eligiendo,  invitando a colaborar. 

Se hace necesidad en nosotras revivir la tríada de los Ejercicios Espirituales:  pecadoras-perdonadas-invitadas y yo añadiría enamoradas con la fascinación que nos regala seguir a Jesús como centro de nuestras vidas y desde Él y con Él poder colaborar en el sueño que Dios tiene sobre nuestro mundo.

Cándida María de Jesús miró el mundo,  consciente de su pobreza, pero confiada en saberse elegida a pesar de sus inmensas limitaciones.  Miró,  se compadeció y actuó. Y es que no podemos mirar nuestra realidad sin afectarnos,  sin que se nos conmuevan las entrañas,  sin que la compasión quede intacta. 

Vemos un mundo fragmentado, luchas y guerras con violencia imparable,  niños y jóvenes cruzando fronteras en busca de la vida,  padres y madres desorientados en su responsabilidad,  sociedades multicolores e interculturales,  las tecnologías nos acercan los acontecimientos en tiempo real, los jóvenes en algunos contextos tienen todo y se sienten vacíos,  en otros les falta lo más indispensable para vivir…

Y ahí,  aquí y ahora,  sentimos esa llamada a la misión que no es nuestra,  ni siquiera de la Iglesia, sino de Jesucristo.  Esas primeras palabras fundacionales ya indicaban algo de esto;  no hemos aumentado el número pero el árbol original nos ha dado diversas ramas que han hecho crecer la familia Madre Cándida.  Y nos acercamos a través de muchos y variados miembros a esa misión ingente para la que continuamos con fuerzas escasas pero con mucha fe y esperanza en nuevas formas,  en maneras de responder a la misión con creatividad que nace del fondo y se dirige al centro no a la superficie de las personas propiciado el camino para encontrarse consigo mismas,  con su propia verdad y con Dios.

Hoy educar cristianamente en este mundo real que nos envuelve pasa por ayudar a ser,  a desarrollar con plenitud esos dones que el niño,  el adolescente, el joven ha recibido,  guarda en su interior y como educadoras y educadores ayudamos a que se mire y se vea,  se re-conozca en ellos y pueda multiplicarlos siendo a la vez objeto y sujeto de su propia formación proyectada siempre hacia los demás.  A no quedarse encerrado en sí mismo sino a dar y darse,  a sentirse agradecido y a ayudar a otros menos favorecidos por la vida.

Dios nos conoce y nos sigue invitando,  contando con nuestra fragilidad, a sembrar confianza,  esperanza,  a no instalarnos en la queja de lo que nos falta sino en el agradecimiento de lo que tenemos como es la posibilidad de seguir soñando,  creando futuro,  propiciando odres nuevos porque los que tenemos ya no sirven para lo que va llegando,  anticipando venidas,   anunciando la Buena Noticia en presente y en futuro,  como mensajeras y mensajeros que recibimos llamada y envío.  No podemos dejar de ir…

El 8 de diciembre tomamos conciencia,  una vez más,  de sentirnos parte de una obra que nos sobrepasa pero que es fuente de vida para todos los miembros que formamos parte de este grupo que quiere seguir a Jesús según el carisma de Cándida María de Jesús.  Nos sentimos alegres en la confianza y animados en la comunión que nos dispersa.

¡Feliz fiesta, querida familia!

¡Cantamos y celebramos desde el corazón universal que atraviesa fronteras!

María Luisa Berzosa fi