Como ya viene siendo habitual, en la primera semana de julio, concretamente del 3 al 7 hemos estado haciendo la experiencia de Ejercicios Espirituales un grupo de Entreculturas y otras personas de varias instituciones, en la casa de espiritualidad de la Institución Teresiana.

Begoña Díaz y yo hemos acompañado el grupo de 23 personas y podemos dar testimonio de que todas llegaban con muchas ganas y necesidad de parar y escuchar-nos para buscar y hallar a Dios en ese lugar que tanto favorece la interioridad. Por lo cual enseguida se hizo ambiente de silencio orante.

Días de sentir y gustar, de saborear, de des-conectar para conectar con nuestro corazón, para tomarnos el pulso y reordenar nuestra vida según los valores del evangelio, a la luz de la misma experiencia que Ignacio de Loyola nos dejó como herencia y que estamos felices de poder replicarla hoy y aquí, en el momento histórico que nos toca vivir.

Cada día teníamos tiempo amplio de oración personal, también momentos de compartir desde dentro, gimnasia, relajación… y el último día celebramos la eucaristía de envío,  acompañados por Dani Villanueva sj, quien nos impulsó a seguir este camino de la espiritualidad que tiene su momento fuerte en estos días de Ejercicios Espirituales.

Os dejamos algunos testimonios que nos han regalado nuestras compañeras:

«En este espacio me he sentido muy amada por Dios, he reconocido su presencia en toda mi historia y que me ha conducido con amor a llevar a cabo la Misión que me encomendó. Sé que Él quiere vernos felices y ahora me queda seguir escuchando y haciendo su voluntad para que continúe obrando en mi, además de caminar junto a María porque es un ejemplo de hacer la voluntad de Dios. Gracias a Dios he tenido la oportunidad de ser parte de Entreculturas y vivir esta maravillosa experiencia de encuentro con Él, me siento inmensamente agradecida», (Alicia Ortiz –  Entreculturas)

«En un silencio ensordecedor Dios me ha rescatado y, de nuevo, me ha puesto en camino. Cuando llegué venía cargada de estrés y cansancio; el horizonte se desdibujaba y sentía que las fuerzas desaparecían.

De pronto, me encontré conmigo para descubrir a Dios y sentir que Él sabe mi historia y mis limitaciones. Me ha llamado por mi nombre y me ha invitado a seguirle, diciéndome que hay mucho por hacer. Me ha dado autoridad y me certifica como sanadora del alma para transformar el mundo. 

No es nuestra obra, nosotros solo somos transmisores y, como creyentes, tenemos una Misión, un objetivo: ser sal y luz. Ahora estoy de vuelta a mi casa y a mi vida. Dios está aquí como la sombra que me acompaña. Lo encuentro en las personas que me rodean y en las pequeñas cosas de cada día.

Agradezco a las personas que fueron compañeros en la búsqueda y sobre todo a María Luisa Berzosa y a Begoña por ser los faros que nos fueron marcando el itinerario», (Maite Manzano – Profesora – Hijas de Jesús – Salamanca)

«Mi experiencia de los EE.EE ha sido un regalo de Dios. He descansado físicamente y eso me ha permitido reconocer que todo es gracia de Dios en mi vida. Volviendo de nuevo a casa las cosas no cambian,  todo sigue su curso normal, pero mi corazón sí ha cambiado; Dios me ha regalado tanto que solamente puedo decir:  Mil gracias», (Marta Sánchez – CVX – Madrid)

Una vez más sentimos que pisamos tierra sagrada y que es necesario descalzarse para acoger la riqueza interior de la persona en la cual Dios trabaja y nosotras somos meros instrumentos que procuramos no obstaculizar el encuentro entre cada una y el Señor.

Agradecemos a Entreculturas que propicia y anima estos espacios tan necesarios para que nuestra misión sea cada vez más comprometida en favor de un mundo más parecido al sueño de Dios, donde el hacer proceda del ser y de la relación con Alguien mayor.

 

María Luisa Berzosa fi