Con la celebración de la Navidad 2021 se cierra un año intenso y lleno de vida. La celebración del año jubilar nos ha llenado el corazón de alegría, ilusión, agradecimiento y esperanza.

Estas actitudes nos ayudan a vivir la Navidad desde el sentido hondo que tiene. Celebramos el misterio del Amor, el compromiso de Dios con la humanidad. Su nacimiento transforma la historia llenándola de sentido y de plenitud. Su luz se proyecta a través del tiempo y llega hasta nuestro hoy. “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras y una luz les brilló (Is 9,2)”. Su luz nos ilumina el camino de oscuridad que atraviesa la humanidad y nos invita  a transitarlo con él.

Celebrar esta Navidad nos lleva a conectar con lo mejor de nosotras mismas, descubrir que, desde la intimidad de cada corazón, el amor crea vínculos y amplía la existencia cuando saca a la persona de sí misma hacia el otro. Hechos para el amor, hay en cada una de nosotros «una ley de éxtasis: salir de sí mismo para hallar en otro un crecimiento de su ser» (FT 88).

Celebrar esta Navidad implica asumir que Dios se hace uno de nosotros y nos invita a crecer en el amor al otro. Su luz nos ilumina el corazón, nos cambia la mirada y nos compromete a hacer vínculos nuevos, que hagan visible la amistad social y la fraternidad abierta a todos.

Mª Rosa Espinosa FI, Superiora Provincial