El pasado día 8 nos hemos reunido en Valladolid un grupo numeroso de alumnas que terminaron su bachillerato en junio de 1987. Han querido celebrar estos 30 años volviendo a pasar por el corazón el tiempo vivido en el colegio y mucho más …
Fuimos invitadas las profesoras que habíamos compartido con ellas esos años de infancia y adolescencia en el colegio de Fray Luis, todo un lugar simbólico que ha pasado también a la memoria del corazón.
Durante las semanas previas comenzamos a recibir mensajes que nos llenaban de emoción al ver semejantes preparativos; un grupo implicado con gran empeño en la organización y muchas más apuntándonos a la cita prevista.
Estábamos convocadas a las 19.30 para una eucaristía en la Capilla de Santa Cándida, previa visita al colegio a cargo de Sara Pascual. Nos acompañó Fernando Moreno Muguruza sj, quien estuvo muy vinculado a este grupo de alumnas y de profesoras estuvimos Tere Panigua, Francoise Vallier, Maruja Arias, Rebeca Diago y yo.
Ya los saludos incesantes del re-encuentro fueron el detonante para que salieran tantas emociones contenidas, nos fuimos re-conociendo no sin dificultad en algunas ocasiones por lo cual teníamos nuestro nombre y apellido en unas bonitas tarjetas que ayudaban a la identificación.
La eucaristía siguió el mismísimo guión de la celebrada 30 años atrás en la despedida de COU, con las lecturas y cantos, hasta la monición de entrada escrita de puño y letra por una alumna, fue leída y escuchada con un sentimiento imposible de reproducir … se agradecía a cada profesor-a no solamente los saberes académicos impartidos, sino sobre todo los valores que pudieran servirles para ser mejores personas…
En el ofertorio un precioso ramo de rosas fue dedicado a las que ya no están hoy a nuestro lado: Georgina, Angeles Iglesias, Pilar Serna, Carmina Rodríguez, D. Jesús, Tere Muñoz, María Velasco, junto a la gran foto del numeroso grupo, la falda de uniforme, la revista del colegio hecha por ellas y el pan y vino.
Compartimos la homilía que fue una acción de gracias muy participaba y como broche final, cantamos el Mil Albricias, a pleno pulmón dirigidas por Maruja… después las fotos y luego la cena en un restaurante El Edén, donde no cesamos de hablar en unos y otros grupos, recordando mil anécdotas y poniéndonos al día del recorrido vital de cada una, mamás con hijos adolescentes y jóvenes, profesionales en diversos campos, la variedad y la riqueza de la vida transitada a lo largo de 30 años …
Al final nos proyectaron una preciosa película que comenzaba en los años de primaria y seguía por los momentos más significativos a lo largo del bachillerato. Las fotos nos indicaban, implacablemente el paso del tiempo, pero nos decían que los vínculos surgidos entonces se mantiene vivos y por tanto el cariño, la alegría de volver a vernos, era un canto de gratitud que no podíamos dejar de expresar.
Creo que se cumplió muy bien el deseo como alguna expresaba de que fuera un “encuentro agradecido sin formalismos, espontáneo y sin etiquetas donde el pasado y el presente se funden en el corazón…” .
No puedo menos de dar gracias a Dios por este regalo, por ser testigo del paso de todas estas personas por mi vida y ver que la siembra ha dado su fruto.
Deseo que Dios Padre y Madre siga acompañando a cada una en este momento vital y en el futuro; y que Cándida María de Jesús continúe siendo su educadora y la de sus hijos/as.
Agradecer, disfrutar este regalo, comprometernos en compartir tantos dones recibidos y continuar el camino con la honda alegría del reencuentro, es lo que ha quedado en mi corazón.
¡Muchas gracias, queridas alumnas de COU 86-87!
María Luisa Berzosa fi
Orcasur – Madrid