Desde hace más de una década, se me regala la posibilidad de ser testigo-acompañante en la experiencia de EE en Loyola. Pertenezco al equipo ignaciano “Izarpe” (Lo formamos Jesuitas, Hijas de Jesús, laicas de espiritualidad ignaciana) y, en verano, solemos ofrecer la posibilidad de hacer EE personalizados.  Para mí es una gozada contar con un equipo así, donde compartimos un proyecto que nos apasiona. Va muy unido a nuestra misión de las Hijas de Jesús. Pensando en esta bonita misión, quiero compartiros que, desde hace bastante tiempo, sentí la llamada a acompañar a otros en esta experiencia de Dios que posibilitan el espacio y el tiempo de EE. Por ello, además, de esta propuesta de semanas de EE, también acompaño grupos y personas en el itinerario de EE en la vida, donde la mayoría los destinatarios son personas iniciadas en la fe adulta.

En estos años, me va confirmando que el itinerario de EE propuestos por Ignacio de Loyola, late con una espiritualidad que se manifiesta  “anclada en la realidad y en la vida. No es evasiva, sino que se fija en esta realidad porque la descubre atravesada por la gracia. Quiere esta realidad, que es capaz de ir más allá de sí misma; que no es pura vaciedad, sinsentido o decadencia, sino alumbramiento, novedad, promesa. Hay en ella un amor que lo habita y lo anima todo, que nos convoca a un encuentro personal que potencia a cada uno” (Patxi Álvarez de los Mozos, sj) [1]                                                                              

Vivo como un regalo ser testigo de lo que acontece entre Dios y las personas que están abiertas y en búsqueda. Unas búsquedas que, también, son diversas: deseos de encuentro con Dios, querer discernir para elegir bien, releer su historia a la luz de Dios, deseos de vivir más acorde al evangelio, repensar cuál es su lugar en el mundo… Para mí, estas personas son “tierra sagrada” y Dios me habla a través de ellas. Me impresiona ser testigo de tantos testimonios de fe.

Tengo la profunda convicción de que el Acompañante por excelencia es el Espíritu y que la tarea de acompañar espiritualmente tiene mucho que ver con ayudar a discernir. Por eso, la experiencia de acompañar me lleva a una oración constante intentado escuchar a fondo para ser mejor mediación de Dios, intentando generar espacios de acogida, escucha y ofrecer desde ahí la palabra/Palabra con la ayuda del Espíritu. Me maravillo porque, en muchas ocasiones, he presenciado acontecimientos milagrosos que me confirman la presencia y el trabajo del Espíritu de Dios.

Ser testigo de la experiencia de Dios me lleva a invitar a las personas a que dejen que “Dios irrumpa más allá de sus moldes concretos. Fiarse del Espíritu “y saber transitar por caminos no trillados, haciendo el camino nuevo de lo inédito, pues a tierras nuevas sólo se va por caminos nuevos”  (Mª Dolors Oller) [2]

Esta experiencia de acompañar en Ejercicios lo vivo como misión y me llena de esperanza, porque somos muchos seguidores de Jesús quienes deseamos seguirlo y comprometernos en el envío que nos hace Dios para nuestro mundo. 

Pakea Murua, FI 

 

[1] Álvarez de los Mozos, Patxi. Por la inclusión y la sostenibilidad.Bilbao. Año 2015. (Kindle Pos 405).

[2] Oller, Mª Dolors  “Considerar cómo la divinidad se esconde…”  Revista Manresa. Vol. 81 (2009) p. 241