“Son tus hijas misioneras, son las Hijas de Jesús…” Haciendo una breve excepción en este tiempo de pandemia, hemos cantado el himno de la Madre Cándida al final de la oración que hemos compartido con Pilar para despedirla. Resultaba sencillo y oportuno rezar con las Bienaventuranzas y preguntarnos cuándo, cómo y por qué somos felices…
Pilar vive este momento con madurez y agradecimiento. Al miedo lógico de lanzarse de nuevo a cruzar fronteras, se le une el deseo ilusionado de realizar su envío como Hija de Jesús. Es vivir unos sentimientos de despojo y renuncia que luchan con sus deseos de entrega y servicio.
Nos ha hecho mucho bien encontrarnos contigo, Pilar, y compartir algo de nuestra vida en estos meses. Pero, sobre todo, nos impactó verte en pantalla y escuchar tu mensaje cargado de vida inculturada, confianza y sentido de cuerpo. Dejas las palmeras de tu tierra ilicitana y te encuentras en Tailandia, con otro ambiente, otra geografía, otro idioma, otra gente… No vas sola, seguro que el Señor camina contigo y te encuentras a diario con Él a través de tantos rostros, tantas situaciones y tantas personas con la que trabajas en el proyecto misionero, ecológico y humano que tanto te ilusiona.
¡Nosotras te recordaremos! ¡Gracias por todo y buen viaje!
La comunidad de Elche