Domingo 13
Qué bien cae un día de “no Aula” en medio de este ritmo intenso que nos ocupa!. Durante la mañana estuve dando un taller a los alumnos de Fe y Alegría Roma, en torno al tema “Discriminación/Inclusión”. Provenientes de varios países: Ecuador, Perú, Honduras, República Dominicana, Venezuela, son personas -mujeres y hombres, jóvenes y adultos- que mientras trabajan pueden estudiar su bachillerato y después seguir, si lo desean, en la universidad tanto de Italia como si regresan a sus países de origen.
Fue un tiempo de escuchar directamente los problemas que supone la migración al salir del propio país, al tener que insertarse en otro totalmente distinto, de palpar de cerca también el interés, la responsabilidad, el compromiso en formarse, en aprovechar cuantas posibilidades encuentran a su paso… Realidades siempre duras del fenómeno migratorio con la otra cara positiva de convertir la dificultad en oportunidad. Quedé gratamente sorprendida por esto último.
Después pude compartir almuerzo con una familia amiga y, por la tarde descansé, en casa con mis hermanas, a quienes veo menos de lo que me gustaría, dado que salgo temprano de casa y tampoco vuelvo a la hora de comer. Este espacio me ofrece la posibilidad de conocer a muchas personas y diversas; el inmenso comedor que recibe cada día a quienes trabajan en el Vaticano, nos acoge también a quienes no vamos a nuestras casas en este horario de pausa en la jornada sinodal.
Lunes 14
Retomamos el ritmo de sesiones en el Aula, lo que supone horas de escucha de las diversas intervenciones. A lo largo de la mañana y de la tarde ha habido muchas personas que han dejado su reflexión: padres sinodales, mujeres, líderes aborígenes, hermanos de otras iglesias… Una riquísima y abundante oferta de ideas, de sentimientos, de peticiones, desbrozando el Documento Preparatorio, destinado a ser transformado, que van tomando forma de propuesta y que encontrará su cauce en los grupos de lenguas de los días próximos para ir desembocando en el Documento Final.
Me produce mucha alegría constatar la sintonía que se palpa en el Aula y que para nada es uniformidad, sino un rico pluralismo. Pero el análisis de la realidad que arranca de la Amazonía sí que tiene rasgos muy repetidos, así como las peticiones dirigidas a mejorar la vida de personas y pueblos de aquella región, y se convierte también en altavoz de otros lugares de nuestro planeta.
Se repite mucho “pasar de la pastoral de visita a la pastoral de presencia”. Esta frase tiene detrás un contexto de carencias, de personas que pasan y no se quedan, de falta de inculturación… Y muchas consecuencias que a veces he leído pero, cuando escucho directamente a las personas que llevan en su historia o en la de sus mayores -venerados con especial cariño y respeto- las carencias de medios materiales y espirituales, no dejo de sentir ese sufrimiento que ellas trasmiten. Y siento, con muchos compañeros/as sinodales, que es urgente tomar medidas, hacer cambios que no pueden esperar. Hemos escuchado varias veces “¡es la hora!”. Y creo que es el momento oportuno, el “Kairós” que no admite mucha espera.
Martes 15
Tenemos muy presente al comenzar la oración a la gran santa de este día: Teresa de Jesús. Como mujer, como doctora de la Iglesia.
Cuando termina la jornada me sirve como resumen una de las canciones que repetimos con frecuencia: “Echen las redes para pescar y avancen hacia aguas más profundas”, que tiene resonancia evangélica. Al final del día, esa fue la sensación: que cada una de las sesiones es un avance en hondura y profundidad, no tanto en novedad externa, de lo que venimos escuchando. Es impresionante la fuerza de las mujeres indígenas, y otras que no lo son, para plantear en el Aula los cambios esperados con urgencia inmensa, como un grito vital que no admite dilación de ser escuchado.
En la hora final, dedicada a hacer ecos del día, pidió la palabra nuestro Papa Francisco y nos hizo una bonita devolución de los puntos que más le habían tocado a él. Sigue presente entre nosotros con gran naturalidad. Habréis visto la foto que se hizo viral, de estar en la fila para tomar el café en la pausa de la mañana, accesible a saludos, fotos, charlas, todo lo que va surgiendo de una manera espontánea. Él se muestra relajado, alegre, haciendo bromas y con el buen humor que nos recomendaba al comenzar las tareas sinodales. Cuando se lo ofrecen, admite y toma mate en la misma sala antes de comenzar la sesión. Cuando se leen las criticas que se vierten sobre su persona y ministerio y se le ve así, como describo, daría la impresión que no le “pesan” los asuntos que lleva a sus espaldas…
Por María Luisa Berzosa fi