Nunca es fácil decir adiós. Pero nuestra vida se caracteriza por llegar a un sitio, darnos al completo, ayudar a las personas a crecer y a coger el timón, y después, a irnos con sencillez y humildad a otro lugar. El pasado domingo la parroquia de Noia, el colegio María Assumpta y el Ayuntamiento organizaron un homenaje y acción de gracias por los 61 años de presencia de una comunidad de Hijas de Jesús en esta villa gallega.
Muchas han sido las religiosas que han vivido en Noia y las gentes del lugar las recuerdan con especial cariño y agradecimiento. Por eso, la primera cita del domingo fue a las 17.30h en la parroquia de San Martín, donde el obispo auxiliar, Jesús Fernández, presidió una Eucaristía con el párroco, José Ortoño. En los bancos de esta preciosa iglesia del siglo XV pudimos ver a profesores, madres y padres, antiguos alumnos, alumnos de hoy, tantos amigos que quisieron dar gracias por nuestro paso por Noia.
La siguiente cita fue en el Coliseo, a escasos metros del templo. Allí, el homenaje fue entrañable, lleno de vida y emoción, de recuerdo y agradecimiento. Desde un vídeo elaborado por el colegio Maria Assumpta, hasta palabras del alcalde, la concelleira de Asuntos Socias, el párroco, la superiora provincial de las Hijas de Jesús, el director del colegio, el obispo auxiliar, una representante de las antiguas alumnas…
Nuestra provincial, Mª Carmen Martín, compartió que tuvo el regalo de visitar la tumba de la primera Hija de Jesús que falleció en Noia, a los dos años de su llegada. Sus palabras se centraron en tres palabras que salían en el cartel del homenaje: pasado, presente y futuro. Por eso, recordó aquel 1957 en que un grupo de doce Hijas de Jesús procedentes de Caldas de Reis llegaban a Noia, al pazo “Pena do Ouro”. Allí, partiendo de cero, comenzaron un colegio e internado para niñas de Muros, Puebla, Boiro… y Noia.
Difícil lo tenía Mª Carmen para nombrar a tantas FI queridas, por eso, los primeros nombres del pasado fueron Magdalena Laquidain y Marcelina Gorostegui. El coliseo resonaba alto con los aplausos enérgicos y cariñosos de los participantes. Se respiraba un recuerdo muy agradecido de la primeras que abrieron camino.
La provincial recordó cómo en la década de los 80 se creó una nueva comunidad, en Barro, destacando la dimensión social como punto fundamental en el proyecto de la Madre Cándida.
«Y llegamos al presente, un presente abierto al futuro. Comienza a caminar en España la Fundación Educativa Jesuitinas… y justo en este momento, las Hijas de Jesús dejamos de estar físicamente presentes en Noia, pero el proyecto de la Madre Cándida continúa gracias a los educadores laicos y con la implicación de la comunidad educativa». Así decía, antes de recordar a las Hijas de Jesús que están al otro lado del Atlántico (Juana y Encarna Cubero y María Amado) y a otras que ya han fallecido: Pilar López, Concha Sacristán, Anuncia…
No es fácil decir adiós pero es necesario y el futuro pasa por aquí, mirar con esperanza y hacer el camino juntos. Todos tuvieron palabras de agradecimiento, destacando la sensibilidad de las hermanas, su entrega, generosidad, los valores que transmitían, la pedagogía adelantada a los tiempos…
La vuelta a casa de cada una se hizo con el corazón esponjado, tanto que las que volvimos a Coruña pudimos seguir disfrutando del compartir, del recuerdo de detalles, momentos, acampadas… tanta vida regalada por la que damos gracias.