En la circular nº 5 que en el mes de octubre de 2019 la Superiora General escribía a toda la Congregación, nos comunicaba: “Como gobierno general, en el discernimiento hecho para nuestra planificación, hemos considerado oportuno hacer un proceso de reflexión y oración de la Determinación. Creemos que tiene una riqueza que debemos ‘desentrañar’ para sacar el mayor provecho posible y alentar una conversión de vida que puede ser el fruto de este proceso”.
La parte primera de este proceso, “La Determinación nos conduce a las Constituciones”, abarcaba desde noviembre de 2019 hasta febrero de 2020. La Comunidad de Cataluña comparte con nosotros lo que ha supuesto para ellas esta etapa del camino.
Como Comunidad, hoy queremos dar las gracias al Consejo General por el proceso al que ha invitado a toda la Congregación con la lectura de la Determinación iluminada desde las Constituciones.
Nos ha ayudado a iluminar nuestra vida actual desde la base profunda de nuestra vocación y nuestro ser como Hijas de Jesús.
Ha supuesto un esfuerzo pero, durante el proceso vivido, hemos experimentado una revitalización de nuestras ganas de seguir caminando con más ímpetu cada día, y la misión, la comunidad, la Congregación, la Iglesia se han ido afianzando dentro de nosotras.
Por un lado, hemos ido tomando conciencia de lo que ha supuesto la pobreza desde el inicio de la Congregación y por otro, nos hemos tomado el pulso a nuestro hoy concreto, reconociendo que nuestra única riqueza sigue siendo Jesús y que nuestra confianza y familiaridad siguen puestas en el amor del Padre que a todos nos quiere.
El recorrido desde la oración y reflexión nos ha impulsado a estar disponibles a su acción y a su Reino, a acoger y servir a todos, especialmente a los más pobres y débiles, que para nosotras se concreta en inmigrantes que llegan buscando una oportunidad para ellos y su familia, y que muchas veces se convierte en un camino imposible; niños que experimentan su fragilidad social y cultural; mujeres que necesitan aprender a leer para comunicarse con su entorno y con el mundo laboral; los sin techo a los que también cada semana acompañamos; nuestra presencia en la escuela deseando responder al deseo de fortalecer el carisma y la misión compartida; vivir la espiritualidad ignaciana desde el acompañamiento de EE.EE.
En definitiva, gracias porque creemos que nos han ayudado a mantener viva nuestra llama y deseo de seguir de cerca a Jesucristo que eligió para sí la pobreza.
Comunidad de Cataluña