El pasado 26 de septiembre, las diferentes superioras de la provincia celebraron una reunión de comienzo de curso en la que pudieron compartir sus experiencias, pensar en grupo y buscar nuevos horizontes. A tenor de aquel encuentro a través de una videollamada, alguna hermana ha seguido reflexionando durante las siguientes semanas. Tal es el caso de María Dolores Maciá, una hija de Jesús de la comunidad de Cataluña que ha querido recoger sus ideas y ponerlas en común con el resto de jesuitinas y el mundo. A continuación compartimos con vosotros un breve texto en el que resume sus principales observaciones y agradecemos su disponibilidad.

Experiencia en grupo

Juntarnos para pensar, cuestionar nuestro momento y ofrecernos pistas para seguir buscando, es algo que ayuda; pero crear necesidades y deseos ante una realidad que hoy nos supera es mucho más.

El sábado 26 de septiembre hemos tenido una experiencia de fraternidad, de Congregación. Esta reunión de Superioras ha sido una oportunidad para crecer colectivamente, para compartir esperanza y sentir el cuidado. Para ir más hacia adentro y hacia afuera. Experiencia de grupo que me ha posibilitado y enriquecido. Me ha puesto en estado de alerta para poder escuchar y comprender el mensaje que emite la Congregación, la Iglesia y el mundo hoy. Y en esta situación percibí la inquietud en mi misma para ampliar la escucha y el rumor de la caracola.

Tras el saludo y la introducción de la Superiora provincial, la iluminación que nos ofreció Elías López, sj me llegó cargada de un potencial que invitaba a caminar y a no paralizarnos.

¿Qué me ha dicho a mí? ¿Qué cambio de actitudes se me piden para responder a un modo nuevo, sinodal,  de vivir personalmente y como comunidad eclesial?

Desde este espacio interior siento la necesidad de responder activamente y con audacia para poder llegar al corazón  en cada relación. Y subrayo algunas ideas que unidas a la Planificación apostólica discernida (PAD) me piden y nos piden crecer en calidad, en hondura, en conciencia y relación para ser en cada momento y responder al mensaje del cuidado que ofrece la felicidad.

Me detengo en el rumor que me ha seguido llegando durante la semana

La comunidad religiosa es una comunidad profética que:

  • Denuncia los descuidados
  • Anuncia los cuidados
  • Conecta con la Fuente de los cuidados

Y percibo desde ahí la necesidad de crecer y ampliar la escucha, el cuidado y  los vínculos de relación que nos ayuden a ser comunidad sinodal.

Agradezco este receso, este espacio que me ayudó a sentirme en casa y a sentir la calidez de las hermanas. Y, también, la gracia de tener una Congregación que nos cuida y anima a seguir hacia adelante que es búsqueda y respuesta.

María Dolores Maciá. Comunidad de Cataluña