Encuentro y Reconciliación es el Campo de Trabajo que se ha llevado a cabo en Donostia. Una propuesta de encuentro con personas privadas de libertad (en el Centro Penitenciario de Martutene), de escucha, de convivencia, de análisis y reflexión sobre una realidad marginada y desconocida del mundo penitenciario, para experimentar el encuentro con el Dios de Jesús en el mundo de la exclusión.
Un Campo de Trabajo al que, varias de las y los jóvenes que iban a participar ,no han podido por no tener las dosis completas de la vacuna. Una realidad (la del covid) que también nos acompaña y, a veces, condiciona nuestro ritmo, nuestros encuentros, y que supuso flexibilidad para adaptar lo que estaba previsto a las posibilidades que teníamos.
El grupo que participamos fuimos formando una comunidad de seguidores y seguidoras de Jesús. Nos unimos a la labor diaria que realiza el Equipo de Pastoral Penitenciaria dinamizando talleres de relación y conocimiento personal, clases de castellano, partidos de voleyball y badminton… A través de todo ello, fuimos acercándonos a la vida de personas con nombre y apellido, con familia, con historia…
Fuimos a Berrozpe, lugar de nacimiento de Ama Kandida, nos acercamos a su vida desde esta óptica (encuentro y reconciliación) y tener así un encuentro con las Hijas de Jesús que hoy siguen sus pasos. Nos compartieron su vida, sus tareas, reflejo de un compromiso con el hoy y fruto de procesos de discernimiento personales y comunitarios con el deseo de responder a la llamada que Dios hoy nos hace. (“El discernimiento… nos dispone a salir del propio amor, querer e interés para buscar y elegir lo que Dios nos pide” CG CXIII, Llamada 1)
Participamos en los Círculos del Silencio que cada tercer jueves de mes se celebra en Donostia. Un gesto más donde, con nuestra presencia, apostamos por una sociedad inclusiva.
Por la tarde-noche de cada día tuvimos la oportunidad de escuchar testimonios de personas que viven en Loiola-Etxea, las reflexiones sobre el sistema penitenciario y Justicia restaurativa de Jon López, profesor de Deusto… que nos permitieron ir releyendo y compartiendo, al final del día, nuestra experiencia en clave de fe-justicia. Unos días de encuentro con el Dios de Jesús, con su mirada que rescata, con sus acciones que levantan…
En este Campo de Trabajo, en el encuentro con personas privadas de libertad topamos con sus anhelos y frustraciones, sus sueños y realidades, sus deseos y posibilidades… que provocó el encuentro en nuestro interior, con nuestra realidad personal. Nos encontramos con personas en situación de vulnerabiilidad y, al mismo tiempo, una sociedad que necesita crear caminos de inclusión, de acompañamiento, de prevención, de igualdad, de restauración.
Reconciliación, re-conciliar, re-unir… dos puntos, dos orillas que están fuera de cada una de nosotras y nosotros (en la sociedad, en el barrio, en casa, en la comunidad…) y dos orillas que están en nuestro interior (prejuicios, miedos, deseos, heridas, conflictos, experiencias, esperanzas…). Reconciliación que es un proceso, un pasar el puente, reconciliación que requiere conversión, cambio… Un proceso en el que necesitamos crecer y que nos lleva, a cada una de nosotras y nosotros, a desear ser puente que facilita el encuentro, el reconocimiento, puente que es posibilidad, que salva obstáculos que dividen y separan, por el qu ese puede pasar de un lado a otro… (“La sociedad y la Iglesia necesitan mujeres de comunión, reconciliadas y reconciliadoras” CG XVII, 19)
Compartir estos días con la comunidad de Loiola-Etxea ha sido un regalo. Comunidad de Hospitalidad. Algo que de ellos hemos aprendido, porque así nos lo han compartido, es que la comunidad es lo que sostiene a medio y largo plazo, es lo que da suelo donde sentir que se pisa firme, donde se restauran las heridas, porque compartir la mesa posibilita reconciliar donde hay enfrentamientos y divisiones.
Finalizamos la experiencia celebrando la eucaristía en Martutene, compartiendo su celebración de cada domingo, compartimos el pan y seguimos la vida con el envío de ser pan partido, compartido y repartido.
Ana Zubiri, FI