El 9 de Agosto de 2018,  en este aniversario número 106 de la muerte de nuestra Santa Cándida María de Jesús,  tiene un sabor de familia muy especial.

Nos estamos preparando para la Congregación General XVIII,  con un itinerario espiritual que nos va disponiendo hace ya unos meses,  a través del  libro de Nehemías.  Al interno de las comunidades hemos ido orando y aplicando a la vida cotidiana sus enseñanzas.

Pero la Congregación General,  como acontecimiento de suma importancia,  no puede dejar fuera a tantos laicos y laicas que ya forman parte de nuestra familia –mediante la Fundación Educativa Jesuitinas y en otros espacios- y es pensando con esa amplitud de miras como surgen de mi corazón  algunas preguntas ante este 9 de agosto y en diálogo con nuestra Fundadora.

  • Tú que fuiste buscadora incansable de lo que Dios iba queriendo de ti para llevarlo a la vida,  ¿qué caminos de búsqueda tenemos que transitar hoy de cara al futuro? ¿y cómo los haremos vida,  con valentía y coraje dejando usos y costumbres y modos de hacer que pueden haber quedado vacíos de sentido?;  ¿de qué manera sumamos vocaciones diversas con una misma raíz?.
  • Como mujer te adelantaste a los tiempos,  la pasión por educar,  por colaborar en la formación de las personas,  atravesó siempre tu corazón y tu vida;  hoy,  con la mirada en el horizonte de futuro, ¿qué medios –siempre alegres- debemos elegir,  priorizar, urgir,  para que esos niños y jóvenes que se nos confían,  lleguen a su plenitud con valores cristianos,  descubriendo que hay Alguien central en sus vidas?.
  • Fuiste seguidora de Jesús con la centralidad total de su persona y su mensaje en toda tu vida,  ¿a qué nos invitas hoy para que quienes deseamos tener al Señor como “principio y fundamento” de nuestra opción por El, seamos personas muy enraizadas en la realidad histórica que nos toca vivir pero con la mirada siempre puesta en el evangelio como programa vital con  esa dimensión mística inseparable?
  • En medio de muchas y fuerte dificultades de todo tipo,  viviste y nos recomendabas la alegría,  sin duda por esa fe recia tuya anclada en el Resucitado,  aunque no lo expresaras así;  ¿qué  nos dices hoy sobre este tema?.

Seguro que no te agrada escuchar lamentos y quejas recurrentes de nuestras dificultades y problemas,  de las pocas fuerzas que tenemos, de lo difícil que es educar en estos momentos y una letanía que nos sale con frecuencia,  y nos miras a los ojos y nos retas a seguir adelante sin perder la alegría,   y sobre todo seguro que nos desafías a preguntarnos si de verdad vivimos con pasión nuestra vocación-misión,  con la centralidad en el corazón que la misma requiere.

Podíamos seguir dialogando contigo sobre otros muchos puntos que te son significativos y también para nosotras:  cómo vivir nuestra pertenencia a la Iglesia,  la misión universal con esa atención a quienes han sido más desfavorecidos por la vida,  el estar siempre disponibles para asumir desde la libertad los servicios que se nos requieran, la actitud de corazón inclusiva y de comunión con todas las diversidades que nos rodean y otros muchos puntos.

Pero lo dejamos aquí;  seguro que tu fiesta del 9 nos da ocasión para seguir ahondando en la herencia que nos dejaste:  ser y vivir como hijas e hijos,  el amor y la entrega a fondo perdido, buscar y hallar a Dios en todo,  actuar en y desde la contemplación …

Un 9 de Agosto lleno de vida,  en un mundo que busca la trascendencia de muchas formas,  propicio para desplegar nuestra misión y volar,  no recortar sueños sino lanzarnos sin miedo,  como lo hacías tú.

Cándida María de Jesús,  gracias por el don que eres para nuestra gran familia;  acompaña nuestro caminar siempre y en especial hacia la CG XVIII para hacer realidad cada día nuestro lema: “Id…manifestad la bondad de Dios que a todos nos hace hermanos”.

María Luisa Berzosa FI

Entrevías – Madrid