En pleno tiempo de Adviento, la comunidad colegial del Colegio Mayor Montellano se prepara para la llegada de la Navidad y, durante este tiempo litúrgico reflexionan sobre la importancia de este tiempo, no tanto sobre lo que esperan de él, sino más de bien de qué se trata, y lo han hecho a través de una pregunta: ¿Cómo se lo explicarías a alguien que no lo conoce?
«Quizás es aprender a mirar diferente, dejar de proyectarnos siempre en el futuro porque la salvación que esperamos ya ha llegado. Jesús ya está aquí, vino una vez y desde entonces, ¡permanece! Ya está transformando la realidad desde dentro, a su manera y a su ritmo. A lo mejor el desafío está en aprender a reconocerlo en lo que cada uno vivimos, ya presente en cada contexto, trayendo esperanza y luz», comparte Esther Sanz, FI.
Para la realidad concreta del Colegio Mayor Montellano, celebrar el Adviento es pasar y recordar todo lo que han sido estos últimos meses, toda la vida que habla del paso de Dios, para agradecerlo y seguir colaborando con Él. Las colegialas reconocen que es fácil darse cuenta de esa presencia: A través de la alegría de las nuevas colegialas, la acogida de las veteranas, toda la comunidad educativa…
"Lo vemos en la ilusión de empezar proyectos junto con otros para crecer en la fe (oración itinerante de Taizé, Grupo MAG+S Salamanca) y la implicación para organizar y participar cada semana en la oración de los lunes… También, en la escucha a los testimonios de personas en riesgo de exclusión social que nos visitan desde diferentes plataformas y nos abren a realidades desconocidas y cercanas: Ranquines, Salamanca Acoge y Aviva. Su interés y sus preguntas hablan del deseo de conocer y de abrirse al mundo más allá de sus estudios… O en la generosidad y entusiasmo para compartir su tiempo con las hermanas de la casa de mayores. ¡Se nota que disfrutan y que tienen una complicidad especial en lo que cuesta marcharse cuando llega la hora!", reconoce Esther.
Por otra parte, el espacio expositivo Santa Cándida, donde cada vez reciben más a algunos grupos, les regala el ser testigos de cómo la historia de la Madre Cándida llega a cada uno de forma diferente, a través de los relatos, los objetos, el oído, la vista… "Es precioso sentir que, en verdad, todos formamos parte de esa historia viva, que habla también de Adviento, del paso de Dios por la vida de tanta gente", añade.
De manera especial, lo han experimentado en la acogida al grupo de jóvenes y junioras que acudieron a principios de noviembre al encuentro de jóvenes FI y con quienes compartieron la eucaristía del domingo en la capilla donde la madre Cándida murió. "Fue un momento bonito, sencillo de sentirnos familia y de alegrarnos por lo que Dios va despertando en el corazón de los jóvenes", reconoce.
"Si pensamos que el Aviento, en el fondo, trata de Alguien que nos mira con tanto cariño que decidió venir -no de visita, sino para compartir su vida con nosotros- para salvarnos y que tengamos Vida en abundancia… ¡Qué bueno será descubrir que ya ha llegado! Por nuestra parte podemos decir que Él viene… ¡también a Montellano!".