Hoy 2 de Abril volvemos a pasar por el corazón ese hecho histórico que nos dio origen. Ya comenzamos a ser Congregación con el título de Hijas de Jesús, cuando nuestra Fundadora conoció la voluntad del Señor que ella buscaba para ser fiel en la respuesta.
Debía fundar una Congregación dedicada a la salvación de las almas por medio de la educación e instrucción de la niñez y juventud, tal y como ella nos lo narra.
Han pasado muchos años, ese deseo se hizo realidad, el sueño fue tomando forma plasmado en el mundo de 1869; es un largo camino hecho de muchos escalones, ella lo inició y nos dejó esta herencia preciosa y ahora este 2 de Abril de 2017 podemos preguntarnos muchas cosas y sobre todo, confirmarnos en que este acontecimiento fue obra del Espíritu que se nos regaló para que sigamos perpetuándolo a través de los tiempos.
Esta dedicación a la educación, a la que somos llamadas como Hijas de Jesús pero no solas sino con tantos laicos y laicas en misión compartida, en esta gran familia de Cándida María, en la que queremos empeñarnos en mantener vivo el carisma y la espiritualidad de la Madre Cándida (CG XVII, 23), se nos presenta hoy como un gran desafío lleno de llamadas constantes a ofrecer a nuestra sociedad ese tesoro de educar, de colaborar a hacer personas, de alumbrar nuevas etapas históricas, con mayor vigor, con entusiasmo creciente, con una vocación renovada, con una vuelta al primer amor …
Vivimos un momento privilegiado para unirnos en comunión laicos-Hijas de Jesús, como una gracia en nuestro camino apostólico (CG XVII, 21). Fuertes en la raíz carismática, con toda la diversidad que nos ofrece ese árbol con tantas ramas, flores y frutos. Estamos invitadas, como familia, a volver a nuestros orígenes en lo fundamental de la llamada, para re-encantarnos hoy de nuevo con ella, para integrar modalidades distintas, para adaptarnos a los tiempos que corren en lo pedagógico y, sobre todo, en lo pastoral y catequético, en los elementos nuevos que puedan dar mayor brillo a nuestro fundamento, haciéndolo inteligible, dando hondura a la espiritualidad carismática que se nos regaló y que es obligación nuestra hoy y aquí, continuar en la historia.
¿Estaremos dispuestas a seguir este camino? ¿Cómo está la intensidad de nuestra alegría en el seguimiento de Jesús dentro de esta familia? ¿De qué manera vamos buscando y experimentando la vuelta a los inicios ya no solas sino con otros y otras? ¿Qué nos dice hoy Cándida María de Jesús a nuestro corazón de mujeres y hombres que queremos ser sus continuadores? …
Dejemos que ella misma nos ofrezca su respuesta, escuchemos con los oídos del corazón, que nos preste su mirada hacia el mundo que nos rodea, que nuestras manos y pies sean prolongación de los suyos para seguir haciendo camino, pero sobre todo, demos muchas gracias a Dios por este don recibido con tanta generosidad por su parte, viviendo con gozo y generosa entrega, esta vocación.
María Luisa Berzosa fi