En esta XXVIII Jornada mundial de la Vida Consagrada, las Hijas de Jesús agradecemos el don de la vocación a esta vida y nos comprometemos en hacer vida el Proyecto de Provincia que tiene el siguiente objetivo:

Ser mujeres de esperanza en este momento histórico de decrecimiento e irrelevancia social, desde nuestra identidad de Hijas de Jesús, que nos hace hermanas comprometidas con otros en hacer vida el Reino.

El sueño es la imagen bíblica que nos recuerda la acción de Dios en nuestras vidas. Un sueño que nos despierta cada día renovados y comprometidos con la acción de Dios en el mundo y en sus realidades más necesitadas. Alguien llegó a decir que Dios creó el sueño para ayudarnos a renovar nuestro interior, para retomar fuerzas y afrontar así cada día. El ‘sueño de Dios en la propia vida’ es una oportunidad para el descanso, para la conversión, para la fidelidad. Pero también para la proyección de nuestros proyectos institucionales y quehaceres personales. El sueño de Dios se hace realidad en cada carisma y en cada consagrado. Asumimos el compromiso de seguir a los sueños de Dios que se nos manifiestan especialmente en los rostros humanos más sufrientes. No olvidamos la guerra, la injusticia, las relaciones insolidarias, el maltrato y la mentira. Todo ello clama a Dios en nuestros sueños.

Por eso, podemos decir al unísono y bien despiertas, «Aquí estoy, Señor, hágase tu voluntad» (Del Mensaje de la Presidencia de Confer)

Deseamos iluminar con nuestra lámpara, unidas a la de otros que contribuyen a que la densidad  de la iluminación sea mayor. Maite López lo expresa muy bien en esta canción.